Don Félix M. de ÓҪ y La Ciudad Blanca.
En este blog el suscrito compartirá con su público poemas, ensayos, cuentos, aforismos, etc. La finalidad es la de simplemente comunicar sus experiencias vividas en cuanto a religión, arte, ciencia y filosofía suscitadas en torno al ARKHER.
¡Viva el libre pensamiento!
el ser y la evolución material, biológica, cultural y
espiritual
En
el principio de la creación era el caos… suspendido potencialmente en las aguas inexistentes
de la Nada Absoluta, vientre materno del Todo infinito e infinitesimal, como un
intermitente espermatozoide entre la nulidad y la existencia como el gato de Schrödinger
pero entre las paredes ubérrimas de la madre oscuridad…
Luego;
el Gran Observador se miró así mismo y fue el colapso de función de onda… en
sus entrañas.
Día
primero:
El
ser cuántico resplandeció como luz en la oscuridad, una gran explosión cósmica
despuntó el día de la existencia…
Era
el Big-Bang y con éste la puesta en marcha de la evolución de la materia.
Día
segundo:
La
expansión del universo nunca se detuvo, fue una flecha direccional e histórica,
lanzada desde un arco paradójico.
Las
cuatro fuerzas de la naturaleza se desataron como lluvia inmensa y prolífica; para luego, como una mano asir a los quarks y dar vida a átomos de hidrógeno y a soles…
Calderas
nucleares que antecedieron al carbono cuando murieron las estrellas y nacieron
los aminoácidos y posteriormente el ácido desoxirribonucleico…
La
vida se extendió en el universo.
Día
tercero:
La
primera célula viva y la evolución biológica.
Los
dinosaurios dominaban la tierra; hasta que la piedra angular de la humanidad aniquiló
a esta especie, entonces evolucionaron los mamíferos y el homo sapiens vino a
existir por la intervención divina… fue hecho de polvo de estrellas… para evolucionar como los dioses…
Día cuarto:
Desde
una roca tallada dispuesta a cazar o asesinar al enemigo; hasta la manipulación
de la energía nuclear en plantas para iluminar ciudades o destruirlo todo mediante
una bomba atómica.
Ángeles
y Demonios en continuo Armagedón.
Infierno conceptual del hombre.
Ser
conceptual: Pensamiento/Obra.
Día
quinto:
Voluntad-de-poder/Humanidad,
el súper hombre de Nietzsche y la diosa metafísica humanada. Entrelazados de
amor celestial, pariendo dioses en el universo y edificando esfinges en el
cosmos.
Día
sexto:
Samael,
veneno de dios, evolución cultural en pleno.
Demonios
sociológicos que constriñen la libertad del hombre que esclavizan con la ley.
Los
cuatro poderes del Leviatán te visten de vanagloria: poder político, económico,
militar y tecnológico. ¡Oh! Ramera infernal. Babilonia la grande.
Ideología/Estado
Interés/Corporación.
Día
séptimo:
Spiritum/Deus
Por
fin el Ser Absoluto.
La
humanidad perfecta de Cristo doblegó a la muerte y resucitó en Espíritu.
La
evolución psíquica hizo a los primeros últimos y a los últimos primeros.
Ahora
hay libertad y redención, pero sobre todo paz…
“El lobo y el cordero pastarán juntos, y el
león, como el buey, comerá paja, y para la serpiente el polvo será su alimento.
No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte, dice el Señor”[1].
Las
bodas del cordero han reconciliado a la creación con la conciencia.
Por fin
el hijo es heredero del Padre, por fin el padre da su heredad al hijo;
Pues… “Lo que el padre posee le pertenece al hijo,
pero mientras éste es pequeño no se le confía lo que es suyo. Cuando se hace
hombre, entonces le da el padre todo lo que posee”[2].
En
aquella hora la humanidad habrá llegado
a la adultez y será el momento de observar la creación desde la derecha Padre.
En
Edén... Más exactamente en la isla de Óç. Al otro lado de los confines cósmicos
del universo oscuro del demiurgo Samael. El centauro Félix cantaba sus versos
de amor a la hermosa Dayana, princesa ondina de aguas cristalinas y olas
etéreas de mar:
_ “¡Oh mi bella amada! Princesa ondina
de cabello liso y frio como cascada de hielo. Ven sobre mi espalda a viajar
sobre el agrimensor de esta ínsula. Tuya es, como tuyo es mi corazón de poeta. Ven
conmigo,amada mía y lanzaré mi flecha al infinito, para que
guie nuestro amor por el eterno sendero de frutas frescas que teofrezco.
¡Oh mi bella ondina! Tuyo es mi paraíso de poesía, vergel de fantasía en
donde vivimos esta historia de amor
tomados de la mano”.
Así,
cada tarde la bella ondina subía al lomo del centauro y juntos recorrían a
plenitud toda la isla de Óç. Eran
felices.
Hasta
que un día en las sombras... La vampira Lilith oyó el canto del centauro, cual
lejana luminaria musical en la noche. Entonces sintió celos de aquellas amorosas
palabras a la ondina. Se llenó de ira y envidia de tanto amor desplegándose como
brisa cálida entre el mar, la playa y la arboleda... Se quejó de Dayana ante su
esposo el orate Samael para que raptara a la princesa y la arrojara al mundo.
_ “Mirad Samael. Ella es veneno más que princesa
de agua y manantiales. Quiere ser la reina de las sombras... Imponer su poder por encima de ti y arrojarte
como escoria del abismo”. Mintió sagazmente la vampira.
El
demonio de tres nombres complació a su consorte. Raptó a la niña y la expulsó
al séptimo cielo a la tierra de Yahweh.
Entre
tanto, el centauro se enteró de lo que le había ocurrido a su ondina y con gran
enojo y coraje. Asió su arco y sus flechas. Y desde la montaña más alta de toda
la tierra de Óç. Gritó portentosamente hasta derribar mil árboles. Desafió a
duelo al demiurgo opresor... Mas éste ni siquiera le hizo caso.
Entonces
el centauro Félix, acongojado, aquejado de un gran dolor y una tenue esperanza,
pensó en que hacer para rescatar a su amada del mundo. Pero no le quedaba otra
cosa más que lastimar al demonio por la espalda... Y el vate lloroso cantó:
_“¡Oh malvada Lilith! ¿Crees tú qué me
has robado el amor? ¿Qué me has alejado de la bella ondina? Sabed infame, que nunca te saldrás con la
tuya. Desde el comienzo has perdido. Pues tú no sabes ni sabrás lo que es amar,
porque siempre has sentido celos, odio y
envidia... Además, tu consorte es el rey del desamor, que podrás esperar de él,
sino lidia. En cambió yo, guardo a mi niña en espíritu, la llevo perenne en mi
pecho. Y aunque mi amada no esté de cuerpo presente pero sí en alma... Desde mi
soledad la seguiré amando en el mundo... Pues ella, aunque te duela, siempre
vivirá en mi corazón”.
Al
escuchar este canto, la malvada Lilith enfureció como volcán activo que
destruye con detrito ardiente a un pueblo blanco. Se le incrementaron los celos
y el rencor. Pues estaba enamorada del
poeta y de sus melancólicas canciones. Entonces,
ávida de lujuria y placer. Tomó la forma de la ondina. Se arrojó a los brazos
del centauro y le hizo el amor estrepitosamente como una gran explosión de
súper nova...
Luego
se extendió la noche en el mar, la playa y el bosque... Y el Arkher nació de
aquella doble traición.
¡Al enterarse de todo
Samael estalló en ira!
Félix
el otrora pacífico poeta, decepcionado y triste, se había enfrascado en la
guerra contra los Lapitas y había sido capturado en combate por Teseo. Samael
en venganza pagó el rescate del centauro y en castigo por la afrenta de su
esposa, lo arrojó al mundo...
Hoy
en día el centauro Félix, en otro espacio-tiempo el gran Rey de la isla de Óç.,
es un simple ser humano: obeso, hipertenso, medio poeta, soñador y enamorado; y
la bella ondina Dayana... su noviecita hermosa a la que ama eternamente.
Se
dice que investigar es descubrir o crear conocimiento en cualquier área del
saber, partiendo de una pregunta problema; no obstante, siguiendo unos pasos
lógicos o concretando una sistematización o desarrollo procesal. Según el
Diccionario Enciclopédico de Educación Ediciones CEAC diccionarios: Investigar
es aquella “acción de buscar una cosa de
forma metódica; o aquella acción que está dirigida a validar hipótesis y a
descubrir nuevos conocimientos en el campo de las ciencias, de las artes o de
las letras”. Como se puede observar investigar no solamente es jurisdicción
de las ciencias naturales y de la modalidad cuantitativa que implica precisión
matemática en los resultados de la misma y
ampliación de la barrera de conocimientos; sino que además, también es
competencia de las ciencias sociales y de la modalidad cualitativa que implica
más allá de una visión lineal del saber otra de carácter diferente en la
demostración de la realidad.
“Al hacer esta afirmación, se parte del
concepto lineal y reduccionista que considera que sólo en las ciencias
naturales se puede investigar, porque se corre la frontera del conocimiento,
puesto que se considera que el conocimiento es lineal, se puede acumular y cada
nuevo conocimiento parte de lo que ya existe; en las ciencias sociales no se
correría la frontera del conocimiento en esta forma lineal; tal es el caso de
la historia, la economía, la filosofía, donde cada investigador da una visión
diferente de la realidad”[1].
2.
Por otra
parte, investigar emana de forma natural en las personas. El sujeto humano
desde que nace hasta que muere es curioso de su entorno social y de su adentro
psicológico, siempre se está preguntando por el mundo y por sí mismo. Siempre
quiere saber algo más. Y ese saber lo difunde a través de la enseñanza. Al
respecto comenta Alfonzo Borrero: “La
investigación es la madre del conocimiento, ese conocimiento que es el saber,
tiende a difundirse a través de la enseñanza. El niño cuando descubre algo se
lo enseña a su madre, se lo muestra. Por lo tanto, es un acto natural la
relación: Investigar - Aprender (conocer) – Enseñar”[2].
De allí que inculcar la investigación en
los estudiantes se convierte más en un estimulo sobre una facultad humana que
la implantación de un mero conocimiento como constructo mental. El ser humano
es investigador por naturaleza por eso su gran adaptación en el mundo.
Investigar es algo que el hombre ha venido haciendo desde siempre.
3.
“El lenguaje de los humanistas no busca
lo que es (ontología), sino lo vivo, lo crepitante, lo situado aquí y ahora; es
el lenguaje de la poesía: capta el instante, lo fugaz, lo que aparece. El
lenguaje tradicional es lógico, el lenguaje humanista metafórico”[3].
¿Por
qué no propender por un lenguaje alegórico a la hora de sistematizar o dar
nacimiento imaginativo a una investigación ya como obra escrita, considerando
que si por algo se caracteriza el humanismo es por la poesía y por la fluidez
de su lenguaje? Para el poeta Blake: “la imaginación no es un estado, es la
propia existencia humana”[4]. Y escribir alegóricamente sobre el humanismo
es escribir con imaginación; o sea, sobre la existencia del ser humano mismo
desde su propia esencia, desde su propia definición, desde su propia capacidad
creadora. Para Alfonzo Borrero la anterior descripción no es propiamente de
un investigador sino por el contrario de un creador artístico, al respecto
menciona: “EL Creador Artístico.
Propiamente no es un investigador, no obedece a leyes ni a parámetros lógicos,
en este caso la síntesis se materializa en la creación artística”. Sin embargo, el poeta, el artista, el músico
no está lejos de ser un investigador sino todo lo contrario, es un investigador
que ha roto con esquemas formales pero en la esencia de la investigación, en la
substancia, permanece obediente al objetivo de la misma: crear conocimiento.
Además por mucha creación y originalidad que existan en una obra siempre se va
a partir de algo conocido[5].
Llámese descubrimiento, llámese interpretación, llámese creación artística.
[3] Darío
Botero Uribe. Discurso Sobre el Humanismo. ECOE EDICIONES
[4] Citado
por Gastón Bachelard. El Aire y los Sueños. Fondo de Cultura Económica
México
[5] Todo autor por muy original que sea
siempre se verá influenciado por otros autores. De allí que la influencia
artística consista en la huella, en la enseñanza, en el influjo que dejan uno o
varios autores en la creación artística de otro. No confundir con el plagio.
En el inicio de su ensayo
Enrique Dussel nos
plantea un referente histórico, partiendo de la definición etimológica de la
palabra: estética, proveniente del griego “aisthesis” que significa
sensibilidad; luego, nos habla someramente de la teoría de la sensibilidad
surgida en el siglo XVIII a través de Baumgarten (1714-1762. Filósofo y
profesor alemán. En su trabajo Reflexiones Filosóficas Acerca de la Poesía
1735, definió estética como la ciencia que trata del conocimiento sensorial).
Para después abordar el tema desde los griegos, más concretamente Platón al
definir el arte como la “imitación de la
idea primigenia”[1].
Vale la pena recordar que para Platón existe un mundo ideal o de las ideas y
otro real que es una copia del anterior sino una sombra; por lo tanto, la
mimesis o el arte mimético sería una copia de la copia o mejor una sombra de la
sombra. Ahora bien, en cuanto al arte subjetivo o presencia de la belleza a
través de una forma sensible, en la modernidad se define como “juicio estético”, “vivencia psicológica” o “valor
estético”. Esto es lo significa el arte por el arte.
Ahora bien, en cuanto a la
visión existencialista del arte y la estética, Dussel nos hace ver al artista
desde una visión de observador y creador a la vez. Observador porque el artista
se encuentra ante el ente y el mundo, el ente y un cosmos trajinado, hollado,
pisoteado y cansón del cual hay que alejarse. Y creador en tanto, que el
artista intuye la cosa; o sea, devela lo oculto de las cosas mediante la
intuición. Intuir no es lo mismo que razonar, pues razonar es adquirir
conocimiento mediático a través de un proceso lógico y racional, intuir es acceder a la cosa misma
inmediatamente, es experimentarla, comprenderla, en este caso comprender el ser
de la cosa que es a su vez comprender el espíritu de una época, el ser de una
época. “Comprender el ser es, dicho de
otro modo, llegar a develar lo oculto. El artista tiene la misión,
primeramente, de comprender el ser de todo aquello que habita el mundo. Dicho
mundo es necesariamente un mundo cultural e histórico”. Para ello el
artista debe alejarse de su mundo para acceder a otro oculto en aquel. Entonces
el artista experimenta un estado alterado de conciencia, siente inspiración,
entusiasmo que es “ser habitado por los
dioses”. Entre tanto el artista intuye antes que la belleza el ser y a
partir del ser la belleza trascendental y ontológica. Trascendental en cuanto
experimenta el espíritu de una época, un instante socio-cultural e histórico y
ontológico porque experimenta el ser en sí de la cosa. De allí que “el ser de las cosas se muestran en su
belleza trascendental, en esa belleza ontológica que es perfectamente
compatible con lo feo”.
Ahora bien, una vez el
artista devela el ser oculto del ser debe expresar el ser comprendido en la
obra. Para ello se vale de la expresión artística que es sintética y
pre-conceptual a diferencia de la expresión filosófica que es analítica y
conceptual. O sea, que mientras el filósofo se expresa a priori y a través de
ideas filosóficas; el artista lo hace a través de la obra de arte que es
expresión pre-conceptual, en tanto que el artista experimenta el ser del ente a
través de la intuición antes de que la cosa se idealice, por ser el ser ya
existencia en la obra. En otras palabras, antes de que el ente sea idea, por
obra y gracia del artista, la cosa experimenta el ser; o sea, existencia propia
en la obra. “El artista expresa sintética
y pre-conceptualmente su comprensión del ser. Es decir, la comprensión se
vuelca en la obra inmediatamente, antes de llegar a una ideación o proyecto”. El artista le da vida a la cosa a través de
la comprensión del ser. El ser era la cosa, pero la cosa ya no es el ser. Ahora
el ser es ser en sí en la obra. Posee existencia propia y esto es el reconocimiento
del espíritu de una época. Además es
arte comprometido.
Finalmente la obra de arte
aun cuando represente algo siempre alude al todo “al mundo en su totalidad, al mundo dentro del cual esa obra significó
hacer emerger la verdad o el ser oculto, y ahora develado, del ente”. Y es profética en tanto deja un fundamento
como base para generaciones futuras… “no
porque anuncie verdades futuras, sino que al abarcar con su comprensión el
fundamento permite a las generaciones futuras edificar sobre dicho basamento”. Y sin embargo, “la misión histórica, social y profética del arte no ha sido, sino
inicialmente, planteada aún”.
Félix M. de ÓҪ. (Luis Felipe
Muriel Palacios)
[1]
Todo lo escrito entre comillas es tomado de las conferencias Estética y Ser de
Enrique Dussel.
Hace mucho tiempo... Por allá en la década
de los ochenta. Cuando una cantidad de acontecimientos fulguraban en la historia
de la humanidad, como fuegos artificiales en la noche del mundo... Dos niños,
al otro lado del lugar, partieron juntos hacia una gran aventura al oriente de
su pequeño pueblo blanco, muy lejos del mar... El objetivo: hallar el tesoro
del duende al final del arcoíris, después de una mañana de lluvia inclemente,
con sol al final de la borrasca.
-“Dicen que al final del arcoíris hay
una gran olla de oro custodiada por un duende. ¿Tú qué crees Félix?”. Preguntó Franklin a su amigo de
aventuras.
-“¡Ummm! Pues no sé. Seguramente. Tal vez el viejo
Salvador lo sepa, por qué no le preguntamos”. Respondió Félix.
-“Sí, vamos...”. Dijo
Franklin.
Los dos niños llenos de incertidumbre
fueron hasta la casa de su amigo, el viejo Salvador. Un ex-policía, medio alcohólico
y fumador, que no era tan viejo como aparentaba; no obstante, los vicios lo
camuflaban en una senilidad prematura. Además del humo y las borracheras, el
veterano de la violencia política era conocido en todo el barrio por decir
mentiras, o mejor, por contar historias con algo de poca verdad en sus palabras.
-“Buen día, don Salvador”.
Saludaron los niños.
-“Buen día, no. Buena tarde, que ya son
más de las doce”. Repuso el viejo con su aliento a cerveza y cigarrillo, en
un coctel asesino de alcohol y nicotina que se desplazaba por el aire
contaminado todo a su alrededor. El viejo notó que los muchachos fruncieron el
seño, como de asco, en el momento en que había abierto la boca...
-“Por eso nunca fumen ni beban porque la
jeta se les vuelve fétida, como a mí...”. Les habló con
autoridad el viejo; luego de absorber una gran bocanada de humo y después de
tragarse la mitad del vaso de cerveza que había en la mesa.
-“Don Salvador. ¿Es verdad que al otro lado del arcoíris hay una olla de oro y siempre la
custodia un duende?”Preguntó Félix.
-“¡Oh! Si, y es enorme. La
olla mide entre dos o tres kilómetros de diámetro, es como un cráter pero lleno
de riquezas. En ella hay miles de tesoros, desde el oro de los Nazis, hasta los
brazaletes, cetros y coronas de Ramsés y Salomón. También hay euros... dije: euros...
¿por qué dije: euros...? (Se preguntó, extrañado para sí) ¡Dólares muchachos, muchos petrodólares es
que hay allí...! ¡Ah! Pero el duende si que es malvado. ¡Je Je Je!... También
es verde, como Roberto mi loro y tiene las patas torcidas como la vecina de
enfrente y un sombrero enorme como mexicano, como el de Emiliano Zapata y el de
este Pedro Infante (Emocionado miraba la carátula de un larga duración que
se hallaba en la mesita de la sala)... ¡vaya
que si es terrible ese duende! Sí hasta el mismo Tiro fijo le tenía miedo”.
-“¡Guau!”Exclamó Franklin...
-“¿Y cuándo estuvo usted allá, don
Salvador?”Preguntó Félix.
-“Cuando era joven, muchacho... En una
ocasión yo salía de permiso después de haber combatido en la república
independiente de Quinchía Risaralda, al más temible bandolero de la violencia política
en Colombia: ¡El Capitán Venganza! Mis amigos... Recuerdo que me retuvieron
contra la pared de una cantina, él y veinte de sus lugartenientes, todos
armados de fusil, revólver y machete; yo sólo tenía una granada... y sin embargo, la aprisioné por la espoleta y
le retiré el seguro esperando los disparos y que mi mano se abriera por la
fuerza de las heridas de bala y el consecuente desvanecimiento, para luego
provocar una gran explosión que derribara a mis enemigos”.
-“Si que eres valiente, policía. Me
dijo, el bandolero, mirándome a los ojos. No mereces morir... Vete... Que
hombres como tú solamente yo y Marulanda
Vélez... No hay más...”.
-“Así fue que una vez concluida mi
misión de inteligencia en las zonas rojas en las riveras del río Cauca; viajé
hasta una finca en Nariño, cuando me topé con la bestia de un diamante en la
frente. Yo andaba con Orozco, mi fiel perro criollo...”.
-“¿Qué acaso era chandoso su perro
fiel, Don Salvador?”Preguntó burlonamente el pequeño Franklin.
- ¡Cómo que chandoso, cómo que chandoso! Muchacho
tonto. Si mi fiel Orozco era descendiente
directo de los canes guardianes[1] del Señor de Sipán, provenientes del Asia septentrional, que con los
primeros hombres, llegaron a América después de cruzar el estrecho de Bering. ¡Cómo
que chandoso!
-“Perdone la imprudencia de Franklin, don Salvador... y
por favor síganos contando”. Suplicó Félix.
-“Vale hijo... y como les iba
diciendo... Era de noche cuando la luz de mi linterna como claro de luna
iluminó su diamante. La bestia se asustó y huyó por el bosque; no obstante, los
ladridos de mi perro, yo estaba atemorizado y tal vez mareado por la fuerza del
espanto... Llovía a cántaros... Pero que como yo era policía, había llevado una
chamarra conmigo y una lona para protegerme del aguacero... Llovió toda la
noche, muchachos... Yo me hallaba acurrucado junto a un árbol grande y frondoso, mientras mi perro me
daba calor, yo trataba de dormir y de reponerme
del susto...”.
En ese mismo instante el viejo Salvador irrumpió en
una terrible tos que lo puso cianótico en pocos segundos.
-“Don Salvador deje de fumar”. Le dijo Félix. “Si no lo hace por su salud al menos hágalo
por sus pantalones, que están todos quemados por la ceniza”.
- “¡Ah ya cállate chiquillo! Y déjame acabar de contar mi historia, que no
tengo todo el día...”Exclamó el viejo Salvador, sin dejar de fumar ni beber.
- “Bueno allá usted don Salvador”. Lo recriminó
Franklin.
- “¡Ah tú también mocoso! Si no se
callan no les cuento nada”. Amenazó el viejo un tanto irritado.
- “Está bien, Está bien. No se enoje con
nosotros, don Salvador”. Se disculparon los niños.
Una vez recuperado el aliento, el viejo ex-policía, reinició
su discurso. Miró alrededor de la sala de su casa, observó los cuadros de publicidad
de gaseosas y de equipos de fútbol, se centró en uno en especial y dijo:
-“Verde, verde como el Deportivo Cali. Así es el duende.
Pero más pequeño que el enano Valladares. Pero hace un ruido espantoso como de
diez mil tracto-mulas encendidas a la vez. Y sabe magia el sinvergüenza. Pues
fue discípulo del Egregor Azael. Usa un gran sombrero, como les dije hace rato;
pero por debajo de este esconde un cabello largo, liso y mono, como el de
Brigitte Bardot. En ocasiones anda desnudo y en otras usa un vestido de piel de
Minotauro; al estilo de los cavernícolas, como los Picapiedra. Dicen que la
piel se la regaló Teseo y fue Ariadna la que le coció el ajuar. Lo cierto es
que siempre se jacta de ese vestido... bueno, eso dicen... Lo importante fue que todo ocurrió a la
mañana siguiente del aguacero en la finca. Ya había salido el sol y se había
formado un enorme arcoíris en el cielo. Yo aún estaba un poco empapado las
corvas, pero me acordé del diamante y me fui en busca de él... Caminamos como
mulas con mi perro Orozco, hasta que de repente nos topamos con el final del arcoíris
y con la gran olla de riquezas. Entonces el duende se abalanzó sobre mi espalda
y me arrojó al suelo... Mi perro también se abalanzó sobre el duende y lo alejó
de mí, un poco. Fue una lucha encarnizada, los dientes de mi perro brillaban
cual espadas, refulgían como metal acerado de damasco, pero finalmente el
duende con un acto de birlibirloque inmovilizó a mi cancerbero guardaespaldas. No
obstante, yo aproveche la situación y apercollé
al demonio por la nuca...”
-“¡Uy!
Don Salvador ¿Y cómo lo hizo?”
Interrogó Franklin.
-“Con astucia, mi amigo. Que al
diablo solo se le vence con astucia. Esta pequeña bestia jamás imaginó que yo
llevaba entre mis bolsillos el Santísimo Rosario de María... Y ante aquella
señal hasta el más poderoso espanto se inclina. Así fue como lo doblegué y lo
azoté con la correa de mis pantalones...”.
-¿Y el duende lloró? Preguntó preocupado Félix. “Que yo si lloro cuando mi mamá me castiga”.
-“¡Claro que lloró! Y Tanto, que me dio lástima, que lo dejé ir”. Repuso lleno
de orgullo don Salvador.
-“¿Y qué hizo con el oro,
don Salva...?”De ipso facto, preguntó Franklin.
-“Pues que voy hacer muchacho. Me llevé
lo que más pude y me puse una cantina enfrente de la Última Lágrima en Popayán... ¡Oh que vana competencia! hasta que me quebré de tanto tomarme el
aguardiente y me quedé sin un solo peso
como ahora”.
-“¡buuu!”Exclamaron al unísono los niños.
-“¡Ah! Pero así se vive mejor...”Dijo el viejo
Salvador, mientras se fue de espaldas sobre el sofá y se quedó dormido de la
rasca,boquiabierto y roncando como
una locomotora vieja...
Los dos niños salieron de la casa preguntándose
sobre si el viejo Salvador habría dejado parte de la riqueza en la olla, tal
como lo había dicho... y si tendrían oportunidad de ir por ese resto. Aquellos
pequeños aventureros no tenían otra manera de saberlo, más que comprobarlo por
sí mismos... Aprovecharon la oportunidad
de un gran arcoíris que se había formado hacia el oriente y partieron. No sin
antes llevar a Nerón y la camándula de la abuela del pequeño Félix... Caminaron
y caminaron sin detenerse detrás de la ilusión de la olla de oro y bajo la guía
lumínica de siete colores del arcoíris...
-“Vaya que si está lejos el final del arcoíris.
Tanto que parece que caminara con nosotros”. Profirió Franklin.
-“Incluso más... pues ya me duelen las
piernas y Nerón ya no quiere caminar”. Dijo Félix.
-“¿No será acaso que el arcoíris es
infinito?” Cuestionó Franklin. “Pues en alguna ocasión, le escuché decir a mi abuelo: que aquel era una
promesa de Jehová, para no volver a destruir a los hombres de la tierra. Y Dios
siempre hace pactos infinitos ¿No crees Félix?”.
-“Pues seguramente, porque ya no doy
más”. Respondió el trotamundos cansado.
El dialogo se fue extendiendo por el
camino, hasta que de pronto ante los ojos de los niños una olla blanca se hizo
visible. ¡Resplandeció como mármol!
-“¿Qué es eso?”Preguntó asombrado Félix.
-“No sé, parece una olla”. Respondió Franklin.
-“¿Será la olla del
duende?”Volvió a preguntar Félix.
-“Pues ha de ser, porque ya no veo el arcoíris.
Pero es muy pequeña y hasta está chiltada, es más, se parece a la bacinilla de
mi abuelo”. Contestó
Franklin.
-“¡Diablos! Si que el viejo Salvador no nos dejó nada... se
ha llevado todo el oro. Tanto que la olla se ha encogido y hasta de desilusión
se ha ido el duende...”. Aseveró Félix.
-“Pero eso si, el aliento si que lo
dejó, porque esa olla huele inmundo” Dijo Franklin. Escupiendo en el llano.
-“¡Ah! Mejor vámonos a jugar a otro
lado...” Dijo Félix.
-“¡Si!
A guerra de piedras... Porque el viejo Salvador no te dejó nada... Pido
el primer lanzamiento”.
Gritó emocionado Franklin...
-“Eh, Pero a ti tampoco... y lo peor es que se llevó todo el oro de los Nazis, hasta los brazaletes,
cetros y coronas de Ramsés y Salomón y todos los dólares y euros... Para
malgastarlos en una cantina... Imagínate cuantos dulces y juguetes hubiéramos
podido comprar con todo ese dinero... Y
hasta un hermoso balón de fútbol”... Profirió Félix.
-“Dijiste euros... ¿y por qué dijiste euros? Preguntó Franklin.
-“Ah yo no sé... Mejor vámonos que ya
se ha hecho tarde...”. Respondió un tanto confundido Félix.
Así fue que los muchachos dieron por terminada su sin igual
aventura al oriente de un pueblo blanco, lejos del mar; pero mientras aquellos
partían del lugar, hacia otra nueva... Los
míticos años ochenta continuaban hablando del rey del pop; de Armero y del
terremoto de Popayán, de la visita del Papa Juan Pablo II a esta olvidada
tierra; de la derogación del estatuto de
seguridad del doctor Turbay, de la paloma de la paz de Belisario Betancourt y
de la toma y retoma del palacio de justicia; del narcoterrorismo de Pablo
Escobar y del premio nobel de literatura a García Márquez; de la perestroika de Gorbachov y de la caída del muro de Berlín; del proyecto
guerra de las galaxias de Ronald Reagan y porque no, de la olla de oro vacía de
un viejo ex-policía borracho y de un duende desaparecido...
FIN
Principio del formulario
[1]En la década de los noventa se
descubrió, tal como lo había pronosticado don Salvador diez años atrás, que los perros callejeros o criollos son los
únicos que guardan genes de los perros precolombinos... “Santiago Castroviejo, profesor
de biología en Universidad de los Andes, descubrió que a diferencia de que se
creía que los perros precolombinos estaban totalmente extintos, todavía
sobreviven sus características genéticas en los perros “criollos” o callejeros.
[...] Todo inició en el año de 1997 cuando los científicos Jennifer Leonard y
Carles Vilá, profesores de Castroviejo en Suecia, descubrieron restos fósiles
en Alaska de perros que eran genéticamente distintos a los de origen
Indoeuropeo. Estos canes americanos llegaron con grupos de humanos que cruzaron
el estrecho de Bering hace 15 mil a 25mil años”. (Elespectador.com).