ESTÉTICA Y SER
En el inicio de su ensayo
Enrique Dussel nos
plantea un referente histórico, partiendo de la definición etimológica de la
palabra: estética, proveniente del griego “aisthesis” que significa
sensibilidad; luego, nos habla someramente de la teoría de la sensibilidad
surgida en el siglo XVIII a través de Baumgarten (1714-1762. Filósofo y
profesor alemán. En su trabajo Reflexiones Filosóficas Acerca de la Poesía
1735, definió estética como la ciencia que trata del conocimiento sensorial).
Para después abordar el tema desde los griegos, más concretamente Platón al
definir el arte como la “imitación de la
idea primigenia”[1].
Vale la pena recordar que para Platón existe un mundo ideal o de las ideas y
otro real que es una copia del anterior sino una sombra; por lo tanto, la
mimesis o el arte mimético sería una copia de la copia o mejor una sombra de la
sombra. Ahora bien, en cuanto al arte subjetivo o presencia de la belleza a
través de una forma sensible, en la modernidad se define como “juicio estético”, “vivencia psicológica” o “valor
estético”. Esto es lo significa el arte por el arte.
Ahora bien, en cuanto a la
visión existencialista del arte y la estética, Dussel nos hace ver al artista
desde una visión de observador y creador a la vez. Observador porque el artista
se encuentra ante el ente y el mundo, el ente y un cosmos trajinado, hollado,
pisoteado y cansón del cual hay que alejarse. Y creador en tanto, que el
artista intuye la cosa; o sea, devela lo oculto de las cosas mediante la
intuición. Intuir no es lo mismo que razonar, pues razonar es adquirir
conocimiento mediático a través de un proceso lógico y racional, intuir es acceder a la cosa misma
inmediatamente, es experimentarla, comprenderla, en este caso comprender el ser
de la cosa que es a su vez comprender el espíritu de una época, el ser de una
época. “Comprender el ser es, dicho de
otro modo, llegar a develar lo oculto. El artista tiene la misión,
primeramente, de comprender el ser de todo aquello que habita el mundo. Dicho
mundo es necesariamente un mundo cultural e histórico”. Para ello el
artista debe alejarse de su mundo para acceder a otro oculto en aquel. Entonces
el artista experimenta un estado alterado de conciencia, siente inspiración,
entusiasmo que es “ser habitado por los
dioses”. Entre tanto el artista intuye antes que la belleza el ser y a
partir del ser la belleza trascendental y ontológica. Trascendental en cuanto
experimenta el espíritu de una época, un instante socio-cultural e histórico y
ontológico porque experimenta el ser en sí de la cosa. De allí que “el ser de las cosas se muestran en su
belleza trascendental, en esa belleza ontológica que es perfectamente
compatible con lo feo”.
Ahora bien, una vez el
artista devela el ser oculto del ser debe expresar el ser comprendido en la
obra. Para ello se vale de la expresión artística que es sintética y
pre-conceptual a diferencia de la expresión filosófica que es analítica y
conceptual. O sea, que mientras el filósofo se expresa a priori y a través de
ideas filosóficas; el artista lo hace a través de la obra de arte que es
expresión pre-conceptual, en tanto que el artista experimenta el ser del ente a
través de la intuición antes de que la cosa se idealice, por ser el ser ya
existencia en la obra. En otras palabras, antes de que el ente sea idea, por
obra y gracia del artista, la cosa experimenta el ser; o sea, existencia propia
en la obra. “El artista expresa sintética
y pre-conceptualmente su comprensión del ser. Es decir, la comprensión se
vuelca en la obra inmediatamente, antes de llegar a una ideación o proyecto”. El artista le da vida a la cosa a través de
la comprensión del ser. El ser era la cosa, pero la cosa ya no es el ser. Ahora
el ser es ser en sí en la obra. Posee existencia propia y esto es el reconocimiento
del espíritu de una época. Además es
arte comprometido.
Finalmente la obra de arte
aun cuando represente algo siempre alude al todo “al mundo en su totalidad, al mundo dentro del cual esa obra significó
hacer emerger la verdad o el ser oculto, y ahora develado, del ente”. Y es profética en tanto deja un fundamento
como base para generaciones futuras… “no
porque anuncie verdades futuras, sino que al abarcar con su comprensión el
fundamento permite a las generaciones futuras edificar sobre dicho basamento”. Y sin embargo, “la misión histórica, social y profética del arte no ha sido, sino
inicialmente, planteada aún”.
Félix M. de ÓҪ. (Luis Felipe
Muriel Palacios)
[1]
Todo lo escrito entre comillas es tomado de las conferencias Estética y Ser de
Enrique Dussel.
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