Poesía
existencial rebulle entre los anaqueles invisibles del merca-pulgas de esta
esquina, de mi casa del Pajonal, pletórica de cosas viejas, nuevas aún en su
intensión de existir, negándole a la entropía su triunfo, implacable, sobre los
objetos casi derruidos del mundo…
2.
Una
reja, cual barco naufragado que vuelve a navegar sobre las olas… recuerdos de
un capitán y un astillero… permanecen en ella grabados como el tiempo…
Un
horno y una estufa guardan todavía el fuego de las tardes lluviosas, de
frijoles y pan, pasteles y estofados…
Aún
el panadero domina los estantes, mientras la cocinera controla el calor, cual
Hefestos la fragua…
Un
TV reúne a una familia fantasma, un radio transmite el partido de hace veinte
años que Alianza 709 ganó… el sonido y la luz se difunden interminablemente
por el infinito…
3.
Cada
objeto de alguna manera deja entrever en él, la idealidad de un ser que ya no existe;
pero que éste a su vez dejó su huella en cada cosa que existió, porque los
objetos y el ser se integran, al fin y al cabo provienen de una misma causa primigenia,
de un mismo origen que los une por siempre y para siempre; más aún, si hablamos
de cosas incorporales como un verso o una palabra de amor…
Félix
M. de Óç.
Imagen de internet
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