LA RESURRECIÓN SUPERA EL ETERNO RETORNO DE NIETZSCHE
“Ahora bien hay variedades de dones, pero hay el mismo espíritu; y hay variedades de ministerios, y sin embargo hay el mismo Señor; y hay variedades de operaciones, y sin embargo es el mismo Dios que ejecuta todas las operaciones en todos. Pero la manifestación del espíritu se da a cada uno con un propósito provechoso.” (Primera de Corintios 12, 4-7). Me he remitido al apóstol Pablo como fortaleza para iniciar este escrito; no sin antes suplicar al Espíritu Santo, ilumine mi camino en este humilde ensayo y sea mi guía en cada palabra que pueda escribir en el. Que sea de provecho para el que lo lea y no un engaño, que sirva de algo en la búsqueda sincera de la Luz Espiritual y de la Vida Eterna. Gracias Dios mío, por permitirle a una de tus creaturas escribir estas sencillísimas palabras. Que sean un sincero homenaje a nuestro Señor Jesucristo y a la Resurrección que establece la espiritualización de la carne.
Hermanos Arkheistas, en alguna oportunidad les escribí acerca de la idea de la vida eterna, basado en el primer principio de la termodinámica o conservación de la energía, que metafísicamente he creído, encuentra su fundamento en el ser de la substancia inmanente, o sea en el hile-cronotopo (materia espacio temporal en reposo absoluto o simbólicamente en Zeus existencial)[1]. Sin embargo, hermanos, tal aseveración es incompleta y más aún es falsa; porque aquella disertación implicaba el desarrollo de tal concepto pero a la óptica de una visión física y metafísica de la misma; en otras palabras, explicada a la luz de un sistema “secular”, sin considerar la realidad ontológica del Espíritu Santo. Ahora bien hermanos míos, desarrollar esta idea bajo inspiración divina, me obliga a ver a Jesucristo y escuchar su mensaje de redención como centro de gravedad en todo el proceso cósmico de la creación, lo cual cambia de plano toda aseveración anterior.
Según la teoría del Big-Bang o gran explosión, el universo físico tuvo un origen, un punto alfa que sugiere que la energía / la materia, el espacio y el tiempo se hallaban condensados en una singularidad cósmica[2] de altísima temperatura que una vez explotó inició un proceso gradual de enfriamiento y una consecuente evolución en el tiempo... no obstante, cual sistema termodinámico que es, tendrá un final caótico como su origen, debido a la segunda ley termodinámica o entropía[3]. Comenta Antonio Vélez al respecto de la entropía en la evolución: “la corrupción de la energía es un precio obligado por el derecho a evolucionar. De ahí que el orden creciente almacenado en cada organismo se vea compensado por un desorden, también creciente en el medio ambiente”[4]. Y esto también puede hacerse extensivo al universo, lo cual implica que el mundo físico tendrá un final inevitable, una dirección en el tiempo encaminada a su destrucción, el punto omega de la creación. Pero además una esperanza de vida eterna para el creyente en Cristo y en la resurrección de nuestros cuerpos y almas. “Y el que estaba sentado sobre el trono dijo: ¡Mira! Estoy haciendo nuevas todas las cosas [...] Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin.” (Revelación 21, 5-6).
Ahora bien, Según mi humilde entender de las cosas, creo firmemente que el fundamento metafísico de la entropía es el nihil-absolutum, o sea la nada absoluta que simbólicamente la he denominado el Hades in-existencial... en otras palabras, la muerte del mundo en el mundo. En el nuevo testamento el apóstol Juan la describe como uno de los cuatro jinetes apocalípticos o al menos parte de su séquito: “Y vi, y, ¡miren! Un caballo pálido; y el que iba sentado sobre él, tenía el nombre muerte. Y el Hades venía siguiéndolo de cerca...”[5]. Pero entre el transcurrir del origen del universo y su muerte térmica, subsiste un devenir semejante a un océano de energía, discontinua y susceptible de cambio... que obedece a un código fundamental que sienta las bases de su funcionamiento desde el principio mismo de su creación. Obedece a una ley de causa y efecto concomitante emanada del propio Dios. “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Ahora bien, la tierra resultó sin forma y desierta y había oscuridad sobre la superficie de la profundidad acuosa; y la fuerza activa de Dios estaba moviéndose de un lado a otro sobre la superficie de la aguas.”(Génesis 1, 1-2). A este tejido existencial he denominado simbólicamente Poseidón fenoménico o devenir en que evoluciona el universo. De alguna manera sostengamos: que el primer principio termodinámico hace referencia a la existencia positiva de las cosas en el universo, independientemente de su antítesis: la negatividad absoluta, que derruye la existencia a una mera transformación de las cosas relativamente existentes en el orbe, incluido el cosmos mismo degenerándolo a caos; ahora bien, de la interrelación de ambas se desprende la idea del devenir del mundo como resultado causal de dicha relación. Es bueno anotar que al hablar de existencia nos referimos al aspecto secular de la creación, en otras palabras a la creación de la tierra según el génesis[6] no así del cielo o substancia trascendente en el paracleto de Dios. “Lo que ha nacido de la carne, carne es y lo que ha nacido del espíritu, espíritu es.” (Juan 3, 6).
Así las cosas, lo que es hecho de carne no puede evadir su destino final en un proceso de muerte inevitable. Y sin embargo a Nietzsche esto no le importaba demasiado, pues creía en el eterno retorno del universo; y así lo describe en “Así hablaba Zaratustra”: “Ahora me muero y extingo y al instante seré una nada. Las almas son tan mortales como los cuerpos. Mas retorna el nudo de causas del que estoy prendido; ¡este nudo me volverá a crear! Yo mismo figuro entre las causas del eterno retorno. Retornaré junto con este sol, esta tierra, esta águila y esta serpiente -no a una nueva vida, no a mejor vida ni a otra vida parecida a ésta; - retornaré eternamente a esta misma vida, en lo más grande y también en lo más insignificante, para que enseñe de nuevo el eterno retorno de todas las cosas; - para que diga de nuevo la palabra del Gran Mediodía de la tierra y del hombre; para que anuncie de nuevo el superhombre a los hombres. He dicho mi palabra y sucumbo a mi palabra - así lo quiere mi eterno destino...”.
Ahora bien, la posibilidad de que el eterno retorno sea algo cierto, dependerá físicamente de que el universo colapse en un poderoso Big-Crunch, o sea, que se reduzca su masa a una singularidad cósmica, su temperatura se incremente y de nuevo comience el proceso de creación universal con otra gran explosión. Otro Big-Bang, pero en un ciclo interminable de explosiones e implosiones del universo: creaciones y destrucciones del mismo; no obstante, violando el segundo principio termodinámico, o sea, que los efectos precedan a las causas y que la gran explosión obedezca idénticamente a los códigos originales de la misma, debido a la obligatoria retrotracción en el tiempo y eso sin contar con la incertidumbre[7] de la física cuántica en la singularidad del universo. En su libro La Historia del Tiempo, el físico ingles, S. Hawking, escribió sobre la direccionalidad del tiempo en cuanto al Big-Crunch y dijo al respecto que sería imposible suprimir la entropía en tal proceso evolutivo; y sin embargo, aun cuando en un comienzo lo creyó asequible, más adelante admitiría su error: “Al principio, yo creí que el desorden disminuiría cuando el universo se colapsase de nuevo. Pensaba que el universo tenía que retornar a un estado suave y ordenado cuando se hiciese pequeño otra vez. Ello significaría que la fase contractiva sería como la inversión temporal de la fase expansiva”. Sin embargo, “me di cuenta de que había cometido un error: la condición de que no haya frontera implicaba que el desorden continuaría de hecho aumentando durante la contracción.” En otras palabras, que el universo seguiría estando condenado al caos, y su retroceso en el tiempo sería imposible, como para volver a reagruparse en un código original, que dé las bases perfectas de un mundo idéntico como el del cual se contrajo. Se abre entonces la posibilidad y con ella, la probabilidad de que el mundo se combine de infinitas formas en el origen. Las causas y efectos prácticamente nunca más volverán a ser los mismos. Pues en la singularidad: “Dios juega a los dados con la creación”, y ¿qué acaso Dios todo poderoso, no puede hacer lo que a bien le plazca con sus cosas?
Ahora bien, supongamos que el universo colapsase violando la ley de entropía y el principio de incertidumbre en la singularidad ¿Qué pasaría con aquellos comprados con la sangre de Cristo que al igual que su Maestro siguen con Él su camino al Padre? “Salí del Padre y he venido al mundo. Además, dejo el mundo y sigo mi camino al Padre.”(Juan 16, 28). ¿Qué acaso la substracción de energía al universo físico no afectaría de manera incuestionable y más radicalmente el resultado del código inicial en la singularidad cósmica? En otras palabras, lo rescatado del orden físico y conservado en orden espiritual, negaría totalmente la posibilidad de un código repetible en el origen del mundo y todo cuanto evolucionara de él jamás volvería a hacer como al principio, en el otro tiempo original, aun cuando se contrajera. En consecuencia, por cuestiones de causa y efecto Nietzsche nunca más volvería a existir. Si acaso, retornaría en otro ser bien diferente del que antes era, eso si, condenado a sufrir la muerte eterna de nacer y morir en un círculo vicioso y absurdo de un universo físico, propiedad de Satanás ¡Que peor infierno que ese! Mejor sería dejar de existir para siempre... “[...] Porque los gusanos mismos [que están] sobre ellos no morirán y su fuego mismo no se extinguirá, y tendrán que llegar a ser algo repulsivo para toda carne.” (Isaías 66,24). ¡El que tenga oídos que oiga!
(En Juan 8, 23, 44 y 51) Jesús habla a los hombres de su reino espiritual al cual los no creyentes jamás tendrán acceso, además les advierte de que el mundo físico y lugar de muerte eterna no es suyo, sino del Diablo; y que su verdadero Reino está en el cielo y solo quien escucha su palabra y deposita fe en ella tendrá vida eterna: “Ustedes son de las regiones de abajo; yo soy de las regiones de arriba. Ustedes son de este mundo; yo no soy de este mundo [...] Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque el es mentiroso y el padre de la mentira [...] Muy verdaderamente les digo: si alguien observa mi palabra, no verá la muerte nunca”. Hermanos míos, el ateísmo nos mata el espíritu, pues nos enreda con mentiras que niegan la palabra de Jesús. Recordemos que a Satanás sólo le interesa nuestra muerte y no nuestra vida, menos aquella que es eterna. Él quiere para nosotros la oscuridad, que le acompañemos para siempre en el abismo de fuego. Por eso no nos dejemos embaucar por la palabra fraudulenta, busquemos la Luz de Dios en Jesucristo. Dios no está muerto como dice Nietzsche... porque Dios es Dios de vivos y no de muertos. “Pero el que los muertos son levantados aun moisés lo expuso, en el relato acerca de la zarza, cuando llama a Jehová el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob. Él no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos ellos viven.” (Lucas 20, 37-38). Porque Dios persigue para nosotros la Inmortalidad y no la muerte y menos todavía una absurda secuencia de vida y muerte en el reino de Satanás. Él quiere que seamos dioses con Él (“En aquel día ustedes conocerán que yo estoy en unión con mi Padre y ustedes están en unión conmigo y yo estoy en unión con ustedes[8]”) Por eso no nos defraudemos a nosotros mismos, busquemos a Jesús y acompañémosle cual seres auténticos, verdaderamente existenciales, únicos y socialmente aferrados a Dios en un proceso de incorrupción y evolución espiritual hacia nuestra Vida Eterna, en Dios por Dios y para Dios.
En conclusión hermanos, por encima de teorías físicas y filosóficas está la Fe, y ésta nos dice a través de la oración[9] y de las sagradas escrituras, que así como hubo un principio habrá un final de todo cuanto implica el universo físico. Salvo para aquellos que crean en la resurrección. Aquellas entidades psicofísicas serán rescatadas de este ambiente demoniaco y elevadas a cuerpos gloriosos y gozarán la felicidad de vivir eternamente cerca del trono de Dios y de Jesucristo, a su diestra. “En unión con Él ustedes, también, están siendo edificados juntamente para [ser] lugar donde habite Dios por espíritu.” (Efesios 2, 22).
Félix M. de Óç.
[1] Consultar http://www.arkher.blogspot.com/
[2] En el instante del Big-Bang, cuando toda la materia y energía estabán condensados en un punto, se desconoce que leyes físicas prevalecían. Arrugas en el tiempo. George Smoot y Keay Davidson.
[3] Entropía: magnitud termodinámica que mide la parte no utilizable de la energía contenida en un sistema.
[4] Del Big-Bang al homo sapiens. Antonio Véllez.
[5] Ver Revelación 6, 8
[6] Ver génesis 1, 1.
[7] “Principio de incertidumbre o de indeterminación. Principio formulado por Heisenberg según el cual no podemos conocer con exactitud y simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula. Cuanto mayor es la precisión con que conocemos una, menor es la precisión con que podemos conocer la otra.”El universo en una cáscara de nuez. Stephen Hawkin.
[8] Juan,14, 20
[9] Pues la oración nos contacta directamente con Dios.
[1] Consultar http://www.arkher.blogspot.com/
[2] En el instante del Big-Bang, cuando toda la materia y energía estabán condensados en un punto, se desconoce que leyes físicas prevalecían. Arrugas en el tiempo. George Smoot y Keay Davidson.
[3] Entropía: magnitud termodinámica que mide la parte no utilizable de la energía contenida en un sistema.
[4] Del Big-Bang al homo sapiens. Antonio Véllez.
[5] Ver Revelación 6, 8
[6] Ver génesis 1, 1.
[7] “Principio de incertidumbre o de indeterminación. Principio formulado por Heisenberg según el cual no podemos conocer con exactitud y simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula. Cuanto mayor es la precisión con que conocemos una, menor es la precisión con que podemos conocer la otra.”El universo en una cáscara de nuez. Stephen Hawkin.
[8] Juan,14, 20
[9] Pues la oración nos contacta directamente con Dios.
ME PARECE UN ENSAYO ECXELENTE...UNA VISION DIFERENTE ESPIRITUALMENTE CRISTIANO,AY ALGUNAS COSAS POR COMPRENDER; EN MI PENSAR SIN MIEDO A EQUIVOCARME DIRIA QUE...este mundo no es de Dios,nosotros estamos aqui para luchar contra la maldad con la fuerza, sabiduria y entendimiento de las cosas de Dios una fuerza espiritual todo es vencido con la fe en Dios es buscar en el para poder salir libres de este mundo pecaminoso q nos envenena...para matar nuestra alma.un mundo oscuro ardiendo en el fuego.Dios no da mas de lo que nosotros no podamos llevar,el es Dios de vivos no de muertos!!!asi con sacrificio agarrados de el y voluntad llegaremos a el.de la misma manera q estubiste nueve meses en el vientre de tu madre sin ser esto un fin en si mismo,si no una preparacion para la vida,asi es esta vida una preparacion para la otra. *BRENDA RUIZ*
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