CANTO TRIGÉSIMO TERCERO
1.
¡Los
Imperecederos jamás retornaremos a la Luz mientras no estemos libres de pecado!
Entre llanto, fue esta la última proclama de los descendientes de Set por la Libertad
y el privilegio de ser Hijos de Dios, antes de ser arrojados al mundo. Con esta
proclama el dragón se consolidaba aún más en el poder.
¿Entonces
quién podrá ser salvo? Preguntaron los apóstoles a Jesús.
“Jesús
les dijo: “Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todas las cosas
son posibles”. (Mateo)
2.
Las distintas experiencias de los infinitos cuerpos
en cada uno de los universos físicos que conforman el hiperespacio y el
mega-tiempo, se hacen una sola unidad psíquica, en la conquista de la vida
eterna, en la nueva Hermandad de Dioses.
Ésta evoluciona trascendentalmente hasta recuperar
la libertad perdida y continuar el retorno hacia Dios [1], en una perpetua
espiral evolutiva de Amor [2] y obras [3], Fe, gracia [4], Gnosis [5] e incluso castigo [6].
El Alma alcanza el estado angelical de libertad a
cambio de la consumación del cuerpo físico en ofrenda [7]. Cada posibilidad,
cada experiencia, cada historia incrementan dicha libertad en el Espíritu de
Dios; no obstante, el mundo será un mal
necesario para la evolución del ser.
[1] “«En
verdad os digo: quien reciba vida y crea en el reino nunca abandonará el reino,
ni siquiera si el Padre desea expulsar a tal persona”. (Libro secreto de Jaime)
[2] “Aquellos
sobre los que el Espíritu de la vida descenderá, y a quienes el Espíritu
facultará, serán salvados, y se volverán perfectos dignos de la grandeza, y
libres de todo mal e interés en la maldad, en ese reino. Ellos se interesan sólo por lo imperecedero,
y siempre están preocupados por eso, sin ira, celos, envidia, deseo, o codicia
alguna. Les afecta únicamente su
existencia en la carne, e incluso mientras llevan la carne miran hacia el
tiempo en que se encontrarán con aquellos que los reciban. Esa gente es digna
de la vida y la llamada eternas, imperecederas. Pues lo soportan todo y lo
aguantan todo con el fin de terminar la contienda y lograr la vida eterna»”.
(Libro secreto de Juan)
[3] “Como
pueden ver, a una persona se la declara justa por las obras, y no sólo por la
fe”. (Santiago)
[4] “Porque
sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la
ley exige”. (Romanos)
“Yo
le dije: «Señor, ¿qué será de las almas de las personas que no han vivido de
esta manera, pero sobre las que, a pesar de ello, han descendido el poder y el
Espíritu de la Vida? ¿Qué les ocurrirá?
El contestó y me dijo: «Si el Espíritu desciende sobre ellas, muy
ciertamente serán salvadas y transformadas. El poder debe descender sobre todas
las personas, pues sin él nadie podría permanecer de pie”. (Libro secreto de Juan)
“Porque
por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes,
sino que es el regalo de Dios, no por
obras, para que nadie se jacte”. (Efesios)
[5] “Él dijo: «En verdad os digo: ninguno de
vosotros entrará jamás en el reino de los cielos porque yo lo ordenara, sino
más bien porque vosotros mismos estáis saciados”. (Libro secreto de Jaime)
[6]
“Después que el alma abandona el cuerpo,
es entregada a las autoridades que han nacido a través del primer
gobernante. La atan con cadenas, la
arrojan a la prisión, y la insultan, hasta que finalmente emerge del olvido y
adquiere conocimiento. Así es como obtiene perfección y se salva»”. (Libro
secreto de Juan)
[7] “Pero
Jesús les contestó, diciendo: ha llegado la hora para que el hijo del hombre
sea glorificado. Muy verdaderamente les digo: a menos que el grano caiga en la
tierra y muera, permanece solo [grano]; pero si muere, entonces lleva mucho fruto”. (Juan)
3.
“Y, ¡mire!, la cortina del
santuario se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló, y las masas rocosas
se hendieron. Y las tumbas conmemorativas se abrieron y muchos cuerpos de los
santos que se habían dormido fueron levantados” (Mateo)
“El velo mantenía oculta en
un principio la manera cómo Dios gobernaba la creación; pero cuando se rasgue y
aparezca lo del interior, quedará desierta esta casa o más bien será destruida.
Mas la divinidad en su conjunto no huirá [de] estos lugares (para irse) al
Santo de los Santos, pues no podrá unirse con la [luz acrisolada] ni con el
Pléroma sin [mancha]. Ella [se refugiará] más bien bajo las alas de la cruz [y
bajo sus] brazos. El arca [les] servirá de salvación cuando el diluvio de agua
irrumpa sobre ellos. Los que pertenezcan
al linaje sacerdotal podrán penetrar en la parte interior del velo con el Sumo
Sacerdote. Por eso se rasgó aquél no sólo por la parte superior, pues (si no)
sólo se habría abierto para los que estaban arriba; ni tampoco se rasgó
únicamente por la parte inferior, pues (si no) sólo se habría mostrado a los
que estaban abajo. Sino que se rasgó de arriba abajo. Las cosas de arriba nos
quedaron patentes a nosotros que estamos abajo, para que podamos penetrar en lo
recóndito de la verdad. Esto es realmente lo apreciable, lo sólido. Pero
nosotros hemos de entrar allí a través de debilidades y de símbolos
despreciables, pues no tienen valor alguno frente a la gloria perfecta. Hay una
gloria por encima de la gloria y un poder por encima del poder. Por eso nos ha
sido hecho patente lo perfecto y el secreto de la verdad. Y el Santo de los
Santos se (nos) ha manifestado y la cámara nupcial nos ha invitado a
entrar. Mientras esto permanece oculto,
la maldad está neutralizada, pero no ha sido expulsada de la simiente del
Espíritu Santo, (por lo que) ellos siguen siendo esclavos de la maldad. Mas
cuando esto se manifieste, entonces se derramará la luz perfecta sobre todos y
todos los que se encuentran en ella [recibirán] la unción. Entonces quedarán
libres los esclavos y los cautivos serán redimidos”. (Evangelio gnóstico de Felipe)
Con la muerte de Cristo se abrió un portal entre el
universo físico y el universo psíquico, por el cual todos los seres psíquicos
atrapados en el interior del primero, lograron escapar de la oscuridad y
hacerse a la luz…
“El Padre levantó a los vástagos de la
generación humana perfecta, con el pensamiento y la luz eterna de la Humanidad”. (Evangelio gnóstico de Felipe)
Félix M. de Óç.
Imagen de internet
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