CANTO
TRIGÉSIMO OCTAVO
1.
Así como las estrellas en el pasado son fantasmas
con respecto a su observador en el presente; así mismo, el observador es
observado desde el futuro del tiempo, como recuerdo de su pasado en su propio
presente [1].
Por otra parte, cuando el organismo físico sucumbe a la entropía, ante el organismo psíquico
se abre el continuo espacio-temporal desde el origen hasta el fin y el comienzo
de lo imperecedero; pues la conciencia en estado puro es atemporal; por lo
tanto, es capaz de observar todo cuanto aconteció, acontece y acontecerá en el
universo…
El
ser observará en un instante todo lo que ocurrió en 65 mil millones de años de
evolución: el Big-Bang en el primer día [2]; luego, la evolución material en el
segundo, la integración de fuerzas naturales y partículas, la creación de
átomos y moléculas y después de soles y de galaxias; posteriormente, la
evolución biológica en el tercer día, la molécula de ADN, la vida, los primeros
organismos unicelulares, luego plantas y animales, el homo sapiens y el cerebro
humano; después la evolución cultural y el hombre en el cuarto día, la creación
del mundo y las instituciones; más tarde, la evolución psíquica del ser en el
quinto día y en el sexto el Big-Crunch [2], el equilibrio térmico, el triunfo
de la entropía sobre el universo físico; para finalmente, observar la
resurrección, la venida del hijo del hombre como Dios y el establecimiento de
un universo espiritual y definitivo en el séptimo día [3].
[1] “Y Aquel que estaba sentado en el trono
dijo: “¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas”. También, dice: “Escribe,
porque estas palabras son fieles y verdaderas”. Y me dijo: “¡Han acontecido! Yo soy el Alfa
y la Omega, el principio y el fin. A cualquiera que tenga sed le daré de la
fuente del agua de la vida gratis.
Cualquiera que venza heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será
mi hijo”. (Revelación)
“La
mano de Jehová resultó estar sobre mí, de modo que él me sacó en el espíritu de
Jehová y me colocó en medio de la llanura-valle, y esta estaba llena de
huesos. Y él me hizo pasar junto a ellos
todo en derredor, y, ¡mire!, había muchísimos sobre la superficie de la
llanura-valle y, ¡mire!, estaban muy secos.
Y él empezó a decirme: “Hijo del hombre, ¿podrán estos huesos llegar a
vivir?”. A eso dije: “Señor Soberano Jehová, tú mismo bien sabes”. Y pasó a decirme: “Profetiza sobre estos
huesos, y tienes que decirles: ‘Oh huesos secos, oigan la palabra de
Jehová: ”’Esto es lo que ha dicho el
Señor Soberano Jehová a estos huesos: “Aquí estoy haciendo entrar en ustedes
aliento, y tendrán que llegar a vivir. Y
ciertamente pondré sobre ustedes tendones y haré que venga sobre ustedes carne,
y ciertamente los cubriré con piel y pondré en ustedes aliento, y tendrán que
llegar a vivir; y tendrán que saber ustedes que yo soy Jehová”
(Ezequiel)
[2] (hace relación a los días uno y seis) “…porque aquellos días serán [días de] una
tribulación como la cual no ha sucedido una desde [el] principio de la creación
que Dios creó hasta aquel tiempo, y no volverá a suceder”. (Marcos)
“Dijo
Jesús: «Quien haya comprendido (lo que es) el mundo, ha dado con un cadáver. Y
quien haya encontrado un cadáver, de él no es digno el mundo»”. (Evangelio gnóstico de Tomás)
“El
cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán”.
(Lucas)
[3] “Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra;
porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no
existe. Vi también la santa ciudad, la
Nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios y preparada como una novia
adornada para su esposo. Con eso, oí una
voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la
humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo
estará con ellos. Y limpiará toda
lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni
clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación)
“Y
no vi en ella templo, porque Jehová Dios el Todopoderoso es su templo; también
[lo es] el Cordero. Y la ciudad no tiene
necesidad de que el sol ni la luna resplandezcan sobre ella, porque la gloria
de Dios la alumbraba, y su lámpara era el Cordero. Y las naciones andarán por medio de su luz, y
los reyes de la tierra llevarán a ella su gloria. Y sus puertas de ninguna manera se cerrarán
de día, pues allí no existirá noche. Y llevarán a ella la gloria y la honra de
las naciones”. (Revelación)
Félix
M. de Óç.
Imagen de internet
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