domingo, 2 de septiembre de 2018

PRONTUARIO EVOLUTIVO DEL SER


 
1.
Todo empieza por un sueño, aún no lo sabes, pues estás durmiendo en el vientre de tu madre…
Pensar que han pasado miles de millones de años de inconsciencia, en una sincronía relativa, antes de volver a soñar y después del último sueño…que tuviste…pequeño ser…
Ahora despiertas y no queda más que un vago recuerdo en el subconsciente, información que a veces aflora entre emociones, durante la vida que sigue después de volver a nacer una y otra vez, en cada universo paralelo…
Extraña intermitencia entre la vida y la muerte del multiverso vivo que eres tú…
Como una estrella de neutrones que se enciende y se apaga en un tenue agujero negro, que se evapora lentamente para volver a brillar en otra dimensión de un nuevo hiperespacio-tiempo, en un juego infinito de luces cósmicas que se iluminan y extinguen como los días y las noches de la profunda existencia…

2.
Observas…
Y el universo vivo aparece a tu alrededor.
Tuviste un infinito e infinitesimal tiempo…
 Latente…
Para crear un poema de once dimensiones elevado a la N…
Como versos de materia y energía lumínica en continuo movimiento.
Por eso eres parte de la Súper-conciencia del Eterno Observador… El Gran Ser…
Y también emanación de tu propio devenir, pequeño ente…
En tu mundo confluyes desde ambas partes, cual diminuto riachuelo e inmenso océano de energía que en ti se encuentran…

3.
La razón es luz de una vela en el espacio oscuro e infinito del cosmos, apenas si alumbra el camino de la emoción hacia la grandeza del universo.
La intuición un faro en el mar, el instinto un grito en la selva.
Pero la fe y la imaginación son la voz del “Espíritu/Dios” al creyente.
El contacto directo,  la comunicación del todo absoluto con la conciencia; sin embargo, la facultad psíquica desconocida aflorará algún día en el ocaso del penúltimo giro ascendente…

4.
He visto ramificarse siete universos paralelos, fractales, horizontales, desde un tronco vertical de existencia; vórtice infinito de energía evolutiva cual “Árbol de la vida”…


5.
Me reconforto entre pensamientos que fluyen como rayos de luz entre sombras permanentes; porque en la divagación he comprendido que la fuente de energía es infinita…
Como el amor del Padre a su creación…

6.
El ser existencial observa el mundo, cual monje de cara adusta y pálida, desde la ventana de un monasterio antiguo y solitario, en la cima de una montaña de grandes lajas y laberintos interiores, que suscitan el ansia por descubrirse a sí mismo a través de su mirada fija en el infinito…  

7.
He visto al “hijo pródigo” retornar en espiral ascendente desde la nada absoluta hacía el Espíritu/Dios; o sea, ir de la inconsciencia a la consciencia universal, de la singularidad infinitesimal al Todo Absoluto…
Pero también lo he visto recular, decaer desde el espíritu a la materia, desde la luz hacia la energía oscura en una singularidad infinita de aceleración súper-lumínica…


8.
La perspectiva de la Esencia/Existencia es inversamente proporcional a la del Espíritu/Dios; en otras palabras, el hijo retorna al padre desde la nada absoluta visto desde la óptica del Gran Observador…

9.
La ciencia descansa en la realidad física del ser como un satélite artificial alrededor de la órbita terrestre, simple o compleja pero hermosa…
Su primogénita la tecnología un complemento a esa aventura…
Por su parte, la filosofía es a su idealidad como el pensamiento al lenguaje, una misma cuestión, un mismo asunto, ese algo interior que se concreta en un discurso…
La religión en cambio, es la historia universal y sagrada, conjugación de la ciencia y la filosofía en un entramado existencial que le da sentido al ser y que va más allá de la episteme y la ontología…
 En cuanto el arte, es su máxima y suprema expresión o contemplación generosa aunada al goce estético…

Félix Muriel P.



lunes, 28 de agosto de 2017

PRONTUARIO EVOLUTIVO DEL EGO 2



- “Te estás muriendo” –. Aquella voz surgió en medio de la lluvia y el goteo incesante sobre una tapa de aluminio. El hombre desesperado se levantó de la cama en busca del ruido. No obstante, el estrépito se hallaba tras la reja que los separaba física e inalcanzablemente, artilugio abominable que conforme incrementaba la lluvia, aceleraba su pulso cardíaco a un ritmo ineluctablemente asesino. El vacío en su pecho, la sudoración en su frente, el entumecimiento de los brazos y su mandíbula, aunados a la fatiga de varios días atrás, aumentaba sus latidos del corazón; mientras, la ensoñación de un agujero negro hacia presencia en su instante ante la muerte. Aún no era consciente de que tenía la edad del universo y que como tal, desaparecería en el frío inclemente y expansivo del espacio-tiempo, en el momento imperial de los agujeros negros, en plena evaporación de los mismos.

La lluvia cesó lentamente y el hombre poco a poco se fue calmando. Se sentó frente a la reja en un asiento abandonado de automóvil. La bulla sobre la tapa de aluminio, otrora a un ritmo frenético, ahora marcaba una lentitud que daba sueño. El hombre cabeceaba mientras su respiración se detenía. Pasaron unos cuantos segundos más y finalmente se desgonzó sobre sí… murió. Pero antes de morir alcanzó a susurrar algo al silencio: -“La vida eterna es hermosa siempre y cuando exista un lapso de descanso”-. Tan sólo un periodo de cincuenta mil millones de años luz que para un estado de inconsciencia equivale a un pestañeo. 

Si bien y ante la forzosa presencia del observador; o sea, de él mismo, el colapso de función de onda se hizo inevitable y de la radiación emergente de la singularidad en el vacío del espacio-tiempo (todo de energía psíquica), afloró una pequeña partícula con toda la información del universo contenida en ella, y tal como la anterior primigenia, explotó en un nuevo Big-Bang del que nació otro universo sin omitir ningún estadio evolutivo.

La evolución material, biológica, cultural, político-económica, tecnológica, histórica, ontológica y trascendental; así como sus correspondientes unidades evolutivas: Onda/Partícula, Mente/Cuerpo, Pensamiento/Lenguaje, Ideología/Estado, Ingenio/Técnica-Artefacto, Voluntad/Conducta-Hecho, Esencia/Existencia y Espíritu/Dios   se manifestaron externa e introspectivamente en aquel niño que nació nueve meses después de aquel mutuo orgasmo de sus padres, y de presenciar tácitamente y cara a cara, cual pequeño observador, el Big-Bang conque se originó el cosmos.

El orgasmo y el Big-Bang para este caso eran prácticamente lo mismo, eran la causa de su existencia… una gran liberación de energía y la respectiva expansión cósmica a la luz de una conciencia absoluta… más allá del circulo vicioso de la metempsicosis de los antiguos hombres y nuevos, redimidos por la mano salvadora del Vástago de vida, al otro lado de las regiones intermedias, en plena zona de luz celestial y energía pura. El niño detentaba en sí, sesenta y cinco mil millones de años luz de evolución. Para él, el tiempo era una paradoja y tan solo su conciencia inmortal le daba sentido al reloj del universo.

De ahí, que la conciencia del ser se desarrolla a nivel cuántico, introspectivamente en un espacio-tiempo infinitesimal, energético, capaz de contener en sí mismo el universo entero macroscópico, clásico y relativo (jurisdicción cuántica). No obstante, el poder interior del ser está dentro de los límites del deber ser externo del universo; o sea, el poder de nuestra conciencia, nuestra libertad con respecto al algo de la conciencia universal, control social, ley natural o libertad de los otros (jurisdicción clásica). Ambos, poder y deber, libertad y ley coexisten en una balanza que garantiza el equilibrio; sin embargo, cuando se rompe dicha estabilidad, sobreviene el sufrimiento personal o masivo, dependiendo de cual lado sea la causa del desbalance…

Dicho en forma breve, el niño se proyectaba en todo, era como la parte de un gran holograma. Era una onda de luz en el vacío, un bit en el ciberespacio, una nebulosa, una explosión de súper nova; pero también era una planta, un perro, un celacanto, una idea de otro hombre, una ecuación matemática, un autobús en una autopista desolada, una fuga en pleno ascenso a cien metros de la meta, un gol de chalaca a falta de siete segundos para terminar el partido de la final del campeonato mundial de fútbol,  un imperio y una pequeña nación pobre en la cima norte de Sur América. Era todo, pero sobre todo era Él, ahora de siete años. No obstante, era Él, el que es, el mismo que siempre ha sido, dormido o despierto, vivo o muerto, pero al fin y al cabo era Él.  El ser, el dios, el hijo de Dios, el universo siempre emergente e inscrito en un continuo vórtice ascendente de evolución infinita, una vida inscrita en el tejido existencial del ser… una hojita y a la vez, el árbol de la vida…


Félix M. de Óç.

miércoles, 12 de julio de 2017

ODA A LA NUEVA GNOSIS 46



¿Si Dios tiene un hijo, la blasfemia va contra el Padre o el hijo?

Al leer los siguientes versos del Corán podríamos aseverar que la blasfemia va contra el Padre…

“Dios no tiene hijos ni más dios a su lado; de no ser así, cada dios se iría con lo que ha creado y los unos serían más elevados que los otros”.  (Corán, sura XXIII verso 93)

“A todo el que dijese: Yo soy un dios al lado de Dios, le daríamos la gehena por recompensa”. (Corán, sura XXI verso 30)

“Porque atribuyen un hijo al Misericordioso. A él no le acomoda tener un hijo”.    (Corán, sura XIX verso 93)

“Dios no puede tener hijos. ¡Lejos de su gloria esta blasfemia! Cuando decide una cosa, dice: Sea, y es”. (Corán, sura XIX verso 36)

“Di. Gloria a Dios que no tiene hijo, que no tiene asociado al poder”. (Corán, sura XVII verso 111)

“Dicen: Dios tiene un hijo. Por su gloria, no. Se basta así mismo; al él pertenece todo lo que hay en los cielos y en la tierra. ¿Habéis recibido algún poder para hablar así, o es que decís lo que no sabéis?” (Corán, sura X verso 69)

“Creador del cielo y de la tierra, ¿cómo ha de tener hijos, él que no tiene compañera, que ha creado todas las cosas y que conoce todas las cosas?” (Corán, sura VI verso 101)

“Infiel es el que dice: Dios es el tercero de la trinidad, en tanto que no hay más Dios que el Dios”. (Corán, sura V verso 77)

Sin embargo, al leer los versos 169 y 40 de las Suras IV y III del Sagrado Corán respectivamente, la blasfemia va contra el hijo; pues el Padre no tiene descendencia hijo, pero sí, colaterales parientes (iguales); además el hijo es verbo que proviene de Dios tal como lo establece el Evangelio de Juan, y de alguna manera el Corán lo ratifica en la Sura V verso 72, en la cual, ante cualquier duda sobre lo escrito en el Corán, éste, establece la solides y veracidad del Pentateuco y los Evangelios como libros anteriores de igual trascendencia y complementos del mismo. De lo que podemos concluir que el Hijo es igual al Padre, tal como lo enseñó Jesucristo. Por otra parte, sino hay trinidad es porque existe la Tétrada Sagrada: Padre, Madre, Vástago y Espíritu.

“Di a los hombres de las Escrituras: Vosotros no os apoyaréis en nada sólido, mientras no observéis el Pentateuco, el Evangelio y lo que Dios ha hecho descender de lo alto”.  (Corán, sura V verso 72)

“[…] El Mesías, Jesús, hijo de María, es el apóstol de Dios, y su Verbo, que echó en María, es un espíritu que proviene de Dios. Creed, pues, en Dios y en sus apóstoles y no digáis: hay trinidad”. (Corán, sura IV verso 169)

“Un día, los ángeles dijeron a María: Dios te anuncia su verbo. Se llamará el Mesías, Jesús, hijo de María, ilustre en este mundo y en el otro y uno de los familiares de Dios; […]”. (Corán, sura III verso 40)

“En [el] principio la Palabra era, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era un dios.  Este estaba en [el] principio con Dios.  Todas las cosas vinieron a existir por medio de él, y sin él ni siquiera una cosa vino a existir. Lo que ha venido a existir   por medio de él era vida, y la vida era la luz de los hombres.  Y la luz resplandece en la oscuridad, mas la oscuridad no la ha subyugado”. (Evangelio de Juan 1, 1-5)

“Yo y el Padre somos uno”. (Evangelio de Juan 10, 30)

“Yo soy el Padre, Yo soy la Madre, Yo soy el Vástago, Yo soy el incorruptible y el inmaculado”.   (Libro Secreto de Juan 1, 16)

“Pero Sión siguió diciendo: “Jehová me ha dejado, y Jehová mismo se ha olvidado de mí”.  ¿Puede una esposa olvidarse de su niño de pecho, de modo que no tenga piedad al hijo de su vientre? Hasta estas mujeres pueden olvidar; no obstante, yo mismo no me olvidaré de ti”. (Isaías 49, 14-15)

“Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad”. (Evangelio de Juan 4, 24)


Félix M. de Óç. 

martes, 30 de mayo de 2017

LA BIBLIOTECA

LA BIBLIOTECA

EFECTOS PSICOLÓGICOS DE LA VISITA A LA BIBLIOTECA INFANTIL DEL BANCO DE LA REPÚBLICA.


Al sentirme rodeado de tantos libros, una imagen del pasado cual cometa undívago, retornó a mi mente. Era un sueño repetitivo, como figuras reflejadas en espejos paralelos. Un instante fugaz congelado en la memoria, que de repente cobró vida como un “lithobates sylvaticus” o rana del bosque, que sobrevive a bajísimas temperaturas, para descongelarse luego, en un ambiente más propicio. Así el drama onírico surgió del hielo en medio de tantos libros... como la rana... y seguidamente del humo de incienso.

Todo sucedió en la habitación de mi abuelo. Yo contaba con seis años de edad, cuando abrí aquella puerta secreta, en la pared color esmeralda en diagonal a la cama doble y la repisa, en que se hallaban el radio de tubos y las cajas de mentol, adjunta a los diferentes cuadros de santos de mi abuela. Más allá de la puerta había una escalera de madera en forma de caracol, que se extendía hacia la entrada de una biblioteca oculta.

Había en ella miles de tomos que reposaban en anaqueles verdes profusos de telarañas y polvo. Era un cúmulo de conocimientos olvidados, abandonados quien sabe por qué y cómo, sin embargo, estaban allí... Pues Cronos había detenido su marcha poco antes del fin de aquella majestuosa obra... la tenía como baluarte, como recuerdo de algo que debía de acontecer en otra época y era menester suyo conservarla. En ese momento yo no entendía nada pero así eran las cosas... que podía hacer yo.

Sin embargo, con el instante oportuno llegó la ocasión de preguntarme que significa este sueño. ¿Por qué Cronos siendo tan destructor como ha sido, ha servido de guardián implacable a esta biblioteca perdida en el limbo de un muro? ¿Por qué aquella siempre ha estado oculta en la habitación de mi abuelo y por qué ha predominado en sus estantes el color verde, las telarañas y el polvo? ¿Qué significa todo esto?

De algo ha de servirme esta cita, seguramente para responder a mis inquietudes... he debido pensar desde siempre.

Aunque ustedes no me crean fue algo asombroso, tanto así que la visita a la biblioteca infantil revivió mi sueño repetitivo de infancia y adolescencia, que a mi edad madura ya había olvidado para entonces. Eso pensaba, no obstante, está vez el sueño afloró con más vehemencia que antes; pues era cuestión de preguntarle a Apolo por aquellas cosas pasadas y que relación tenían conmigo hoy a mis treinta y siete años de edad.

El ciego Tiresias, antes de partir a su división sexual, tras separar las serpientes y dar sentencia sobre el placer orgásmico a los esposos olímpicos, sirvió de mediador entre Apolo y el suscrito Félix M. de Óç., para saber sobre el ensueño de la mencionada biblioteca. El futuro andrógino, propuso el encuentro al pie del monte Parnaso, en Delfos, más concretamente en el oráculo de Delfos.  Era el momento de asistir en sueños a la otra cara de la realidad en la tierra... al divino lugar de la fantasía ecléctica.

La pitonisa inició el ceremonial después de haber sido pagada la ofrenda y las correspondientes tasas pre-certamen adivinatorio. A continuación el incienso se desplegaba en volutas de humo por todo el recinto. “Qué deseas preguntar”, me dijo la sibila sentada en un trípode en el fondo del lugar. Toda ella se hallaba en un estado de trance psíquico, hipnótico; mientras yo absorto trataba de comprender la extraña parafernalia del rito. Casi molesta la adivina me volvió a cuestionar sobre el asunto. 

Deseo saber lo que quiero saber, le dije. Adivina tú que eres la intermediaria entre el oráculo y este pobre mortal que no entiende nada de nada. En ese preciso instante apareció Apolo, dorado como el sol. Lo miré en los ojos de la pitonisa, que aun cuando estaban cerrados eran más amplios que dos estadios.

“El verde es el color de la fecundidad -Habló el interpelado de Delfos- de la abundancia, la imaginación creadora y la integración del ser interior con el externo; así como de la vida y la naturaleza al igual que el plumaje sagrado de Quetzalcóatl, la serpiente emplumada de las Américas. En tanto que el conocimiento es absoluto derivado del logos creador, que subyace en la ascendencia y descendencia de la humanidad y de los dioses que en algún punto del espacio-tiempo tarde o temprano se tienen que unir antes del séptimo día, entre las manos de Urano. Mientras que el tiempo no sólo es Entropía sino Sintropía perfecta como la resurrección del ungido de Dios, del salvador de tu raza que ha vencido a la muerte y le ha pisado las sienes al diablo. Ha devastado el Hades, secado a Poseidón y desenmascarado a Zeus. ¡Oh inevitable lucha entre el bien y el mal! Entiendes ahora lo que debes entender, impaciente mortal que has accedido aleatoriamente al conocimiento de un sueño descrito por Morfeo y tal vez mal interpretado por Mercurio. ¿Entiendes?”

En ese momento debieron ser las tres de la tarde, cuando se esfumó del todo la ensoñación propugnada por Tiresias. ¿Qué he logrado comprender de toda esta magnifica experiencia metafísica, sin ayahuasca ni alcohol, de vastísimos ejercicios espirituosos? Me pregunté en mis adentros. Tal vez, nada o tal vez, todo, no lo sé. Sólo sé que aquella biblioteca aún sigue allí, en medio de la pared, en la habitación de mi abuelo, en el Edén del cielo, porque  en este plano ya no existe; sin embargo debe estar repleta de largos anaqueles verdes llenos de hermosos libros pletóricos de telarañas, polvo y poesía, cantando gestas y contando historias, guardando secretos místicos para ser develados algún día... a quien se interese por su existencia.

“¡Son las seis!” Exclamo Diana. Pero no la cazadora, sino mi compañera de clase que  me hacía ver que eran horas de irnos, que ya había sido suficiente  imaginación por hoy,  y que aunque lo fantástico no termina nunca... el vigilante ya estaba cerrando las puertas de la biblioteca.  


Félix M. de Óç.

PÍDELE AL PADRE

-“Pídele al Padre, que así como te dejó ver la oscuridad, te muestre la luz”-.  Sugirió Rey a su primo.  Pues la lobreguez metafísica había sumido al pobre Claudio en un doloroso encuentro con lo inteligible del mundo psíquico, materializado en el universo natural, haciendo de aquel hallazgo algo insoportable y angustioso… similar a lo que expresa la obra: El Grito, de Edvard Munch.

Seis meses antes de que la angustia existencial incapacitara a Claudio, y cuando éste, se dirigía a su trabajo, observó en la cima de un pequeño cerro, a dos seres gigantescos parecidos a humanos, pero de aproximadamente cuatro metros de alto cada uno. Eran macho y hembra vestidos de gris y mirando fijamente a la ciudad. Claudio ante la impresión, intentó detener su campero, mas, el instinto de supervivencia ante lo desconocido y posiblemente peligroso, pudo más que la curiosidad; por lo cual, aceleró, llegando más temprano de lo normal a la estación de servicio, no obstante, sobrecogido ante tan raro encuentro.

Seis meses después de aquella extraña confluencia, el pánico se apoderó de Claudio por otros seis meses más de espantosas sombras. Enormes moscas de cabeza roja hacían presencia circunstancial en su casa. Voces internas lo inducían al suicidio. La angustia en su pecho era cada vez mayor y Claudio ya no soportaba más. Nadie entendía su dolor, salvo su madre y Negra, una labradora que ladraba intensamente mirando al techo, como si supiera que algo extraño había más allá de aquel. 

Una noche, la angustia era de tal magnitud que Claudio sin ser creyente e incluso, poco más o menos ateo, pues siempre solía decir: “creo en Dios”, frente a su madre, para evitarle molestias, “pero dudo de su existencia”, para sí mismo. Así y todo, esa noche se arrodillo ante su progenitora y le suplicó de corazón que le impusiera sus manos y lo exorcizara. Ella, muy creyente de la religión y de lo sobrenatural, justamente lo hizo, realizando una oración a la sangre de Cristo y ordenando en nombre del Señor, que fuera lo que sea, dejara en paz a su hijo.  Por un instante, Claudio descansó y se preparó para dormir, no sin antes haber recibido un rosario de manos de su mamá.    
Esa noche, Claudio vio salir de sus adentros la lujuria, pero distinta de aquella mujer hermosa, que en varias manifestaciones femeninas, sucumbía al pobre en los delirios del sexo, cuando éste, prostituía su corazón en lupanares estrato cinco; sino que esta vez, aparecía como lo que era, una verrugosa peluda y sucia, de la que Claudio asqueado arrojó al suelo.  Igualmente, vio salir de su cuerpo al demonio del alcoholismo, aparentado un hombre flaco y alto; al que en sus desvaríos y envalentonado por los ruegos de su madre, partió en dos con una espada de luz, y de cuyas dos mitades, en vez de sangre brotaron sombras. La de un pájaro inmenso que voló sin que nada lo proyectara en tierra, y la otra, la de un monstruo que apretó del cuello a Claudio, hasta casi asfixiarlo.

-“Padre Santo, por favor enséñame la luz”-. Exclamó Claudio al Vástago de vida, mientras sostenía en sus manos el rosario exorcizado que inmediatamente comenzó a brillar y crepitar como brasas de fuego. Entonces, sintió que la tierra se abría y que caía en un sin fondo hasta que fue sujetado por una fuerza e impulsado como por un túnel de espacio tiempo, oscuro pero a su vez iluminado por miles de millones de estrellas. De pronto se detuvo ante una imagen parecida a una esfinge plateada. Rápidamente, observó a través de los ojos de un imperecedero y vio que era una formación de naves, un conglomerado de estaciones espaciales que en conjunto y dispuestas de tal manera, que a lo lejos daban la impresión de ser un gigantesco león metálico. Cada estación contaba con ciento cuarenta y cuatro mil habitantes y era la tribu de Judá.

-“Los imperecederos del futuro somos conscientes de nuestra inmortalidad, mientras que ustedes los mortales pretéritos, sólo de la muerte; o sea, de la ficción de los arcontes”-. Desde sus adentros, le habló el imperecedero a Claudio. Y en ese momento comprendió lo paradójico del tiempo, del tejido existencial. Que así como es factible hablar con los que todavía no nacen, aquellos se comunican con los muertos.  Además, reconoció al inmortal como el gigante macho del cerro, pero esta vez vestido de  blanco y en vez de mirar a la ciudad que ya no existía, veía al león de Judá que flotaba en el espacio. 
  
–“No temas a las sombras, pues los demonios son constructos mentales, artificiales, nanotecnología interpuesta por los arcontes en la mente humana, con el fin de distraer al ser de su evolución verdadera. Tú eres un ser de luz como nosotros y en el momento oportuno seréis tele-transportado a nuestro reino”-.  Telepáticamente hablo la mujer, que doce meses antes, Claudio había visto en el cerro. En ese preciso instante comprendió que los arcontes eran los portadores de luz, o más bien, secuestradores de luz, de la luz de Sofía, es decir, de los humanos.  Entendió también, que aquellos eran dragones descendientes de los dinosaurios. Y que aunque habían evolucionado en un universo paralelo al suyo; habían co-creado el universo humano e implantado su semilla genética en él. Sin embargo, el destino trazado para el orbe de Claudio era el hombre; por ende, un enorme asteroide acabaría con los gigantes, hijos de los ángeles en la tierra, los inmensos dinosaurios. Ahora bien, la roca que pondría fin a la progenie de Shemihaza y daría vida a los vástagos de Adán y Eva, o sea, Seth y su linaje, sería la piedra de fundamento, arrojada a la tierra por el Cristo, hijo del hombre y creador de los humanos, descendiente y a la vez, ascendiente de Seth. 
     
-“Es de suma importancia que sepas que ha habido una gran guerra en el cielo, entre los portadores de luz liderados por Shemihaza y los egrégores o vigilantes antiguos versus los santos del supremo, gobernados por Enoc, el escriba celestial; que después se prolongaría en una lucha cósmica entre el Cristo y Caín-Satanás, por el rescate de los humanos”-. Le habló telepáticamente el hombre. Por consiguiente, Claudio entendió que Lucifer o los portadores de luz, aliados con Samael, Miguel y Adán quisieron tomarse el cielo por asalto, en una devastadora lid del futuro contra los Santos descendientes de Seth. De tal conflicto, derivó el control de las posibilidades, en otras palabras, el establecimiento del destino; la evolución tecnológica derivada de la cultural permitió tales cosas, para ello, se dieron varios golpes al tejido existencial provocando cambios históricos en las bases del universo o paradojas cuánticas a razón de la potenciación de la conciencia. Verbigracia, contra la piedra de fundamento se provocó el diluvio universal, en retaliación contra los hombres por la extinción masiva de los saurios; así como la muerte del Cristo, un aparente triunfo de los arcontes, abrió un portal de escape para los humanos y una batalla intestina entre los Dragones. 

-“Los hombres fueron engañados y utilizados como armas psíquicas por los dragones. Pero una vez Jehová de los ejércitos terciara por los Santos del supremo. Samael y Miguel traicionarían a Shemihaza y negociarían con Jehová una rendición justa para ambos”-. Habló telepáticamente la mujer. En consecuencia, Claudio supo que a Miguel y los ángeles, les fue otorgado el título de nuevos vigilantes de la creación; mientras que a Samael, se le respetó el poder sobre sus doce reinos, entre ellos el séptimo cielo, es decir, el universo de los humanos y el control sobre los hombres. Así como el de carcelero para Shemihaza y los doscientos egrégores, en el quinto infierno de Belías.
  
-“Samael violó a Eva y de aquella aberración nacieron Caín-Satanás y Abel el justo. Pero Caín-Satanás mató a Abel y con ello, tácitamente, derrocó a Samael del trono”-. Profirió telepáticamente el hombre. De modo que, Claudio entendió que los dragones habían intervenido genéticamente a los humanos, generando unos híbridos denominados grises. De ellos, destacó Caín-Satanás, señor del sexto cielo de las regiones de abajo, que con la captura del séptimo firmamento y la muerte de Abel, se apoderó tácitamente de los otros diez reinos restantes; pues Jaldabaoz Saclas Samael, nunca dijo ni hizo nada en contra de aquella conducta, simplemente se perdió en la historia del tiempo, con un perfil bajo tras la sombra de su hijo, el nuevo lucifer. 

-“Caín-Satanás, el reciente rey del inframundo, creó las regiones intermedias, donde los hombres “muertos” perdieron la conciencia y quedaron bajo su potestad como vacas de alimento; al igual que los hombres “vivos” en el séptimo cielo-. Habló telepáticamente la mujer. Por tanto, Claudio comprendió que los dragones y los grises, cual vampiros energéticos, se han alimentado siempre del terror humano, de allí, el fomento de su parte a las guerras, la desigualdad social y el sufrimiento, valiéndose de la posesión mental o diabólica de los principales lideres mundiales como Nemrod, Nabucodonosor, Alejandro, Julio César, Calígula, Nerón, Gengis Kan, Napoleón, Hitler, Stalin y muchos otros más hasta el último anticristo, creando además un círculo vicioso de manipulada existencia…  Todo a raíz del infierno conceptual del hombre… Ahora bien, pretender huir del séptimo cielo a través del suicidio es como evadirse de una cárcel por las cloacas, pero quedarse para siempre atrapado en ellas… pues al final, las regiones intermedias son peores que el mundo creado por Jaldabaoz. 
     
-“Pero el Cristo se ofreció ante el Padre para salvar a la humanidad de la ignorancia y la ignominia del diablo. Por lo cual, vino a la tierra desde el mismo reino celestial de Barbelo. No, sin que antes, el diablo intentase sobornarlo y ante su negativa, lo asesinara de la manera más brutal entre torturas y humillación; sin embargo… ¡La luz de Sofía debe retornar a Sofía!”-. Exclamó telepáticamente el hombre. Entonces, Claudio infirió de aquello, que el Cristo con su muerte, abrió un portal cósmico entre las regiones intermedias y las de arriba, rescatando a los hombres “muertos” desde el padre Adán hasta el último difunto de aquel tiempo; además de dejar aquel portal abierto para que los hombres “vivos” también puedan escapar, apoyados por los nuevos vigilantes, una vez se aparten del séptimo cielo, esto se conoce como el desgarramiento del velo del templo. A raíz de lo anterior, Caín-Satanás sucumbió ante un levantamiento de los otros demonios y fue condenado a mil años de prisión. 
    
-“¡El universo primigenio se expandió y colapsó y se expandió de nuevo!  ¡Ichthys! ¡Jesús Cristo Hijo de Dios Salvador!”-. Exclamó telepáticamente la mujer, e hizo la imagen del pez en el vacío.                           
Para Claudio era claro que el universo primigenio había nacido de una onda/partícula, del colapso de función de onda, provocado por el Gran Observador (en un eterno océano de energía psíquica, de conciencia universal); y luego de la explosión y la implosión del universo, se expandió nuevamente, pero esta vez para siempre, abierto como la cola del pez, en contraposición a su cuerpo cerrado en sí mismo. Ahora bien, de esta expansión agobiada por el gran desgarramiento cósmico, en la primacía de los agujeros negros y su radiación, aflorarían otros universos, pero esta vez todos, sin excepción, abiertos. De allí la existencia de estrellas más viejas que el universo. Esto en cuanto a la realidad natural implícita en la evolución material y biológica; pero en consideración al hombre y su pensamiento, la realidad incorpórea y compleja de la política y la cultura, diferían de la idealidad metafísica del ser y su evolución espiritual aunque de alguna manera se engloben al final en una misma sustancia. Porque, la esencia/existencia de cada ser, reconociéndose como tal, es un pequeño observador, un hijo de Dios, capaz de crear nuevos mundos, tanto físicos como metafísicos, en un vórtice ascendente evolutivo, que en conjunto con los otros estadios de evolución, se acerca trascendentalmente al Espíritu/Dios, al Gran Observador, en toda su plenitud metafísica y espiritual; a diferencia de la de-coherencia o eterno retorno, al que habían sido inducidos los hombres por los arcontes, con la imposición del infierno conceptual en ellos. En otras palabras, la esencia/existencia del ser debe girar natural y metafísicamente en un vórtice ascendente de evolución clara, gnóstica sin la mancha de la carga de la ignorancia impuesta por los arcontes, que implica la de-coherencia y por ende, la involución del ser en un círculo vicioso a guisa de un agujero negro.  

-“Lo que concibes como muerte en la tierra implica una forma natural de tele-portación del ser; o sea, el traspaso de la información del ente, bajo el principio de interacción cuántica, lo cual implica la muerte del sistema copiado y la vida de la copia en otro sistema (imagen-ángel). En otras palabras, cuando seas tele-transportado, aparentemente morirás en la tierra, pero tu copia sobrevivirá y resucitará en la estación espacial que te atañere y ya no, en las regiones intermedias como por mucho tiempo le ha ocurrido a la humanidad”-. Habló telepáticamente, el hombre.

Ahora bien, Claudio observó entre el túnel y miró dos segmentos espaciotemporales. En uno, se vio a sí mismo, pero transformado físicamente, era un gigante de cuatro metros, sabio, hermoso, con un aura de luz destellante, ataviado con túnica blanca y poseía en sus manos un libro. Pero en el otro segmento, se vio en un ataúd, pálido, frio, muerto; mientras que su madre lloraba inconsolablemente su deceso. -“la energía no se crea ni se destruye sólo se transforma… e ahí la entropía, en cuanto a la transformación, y aunque el desorden parezca imponer su fuerza, nunca habrá tanto frio en la expansión del universo, como para que se alcance el cero absoluto y no aflore de la nada una partícula de la que nazca otro mundo, pues siempre habrá energía disponible… Y Dios es la fuente infinita de energía psíquica”-. Habló telepáticamente la mujer. 
     
-“Claudio ha mirado un haz de luz y su respectiva oscuridad”-. Pensaron los humanos gigantes del futuro. En consecuencia, se generó una gran explosión en el gélido instante del universo pasado… Un nuevo mundo se abrió ante los ojos de Claudio y un sentimiento de felicidad y amor lo llenaron a tal punto de sentir a su madre junto a él, caminado a su lado por un bello sendero bajo una lluvia de paz y sabiendo un futuro cierto, donde el hombre y la mujer han sido destinados a ser dioses… Mientras que a lo lejos, el hombre y la mujer veían a Claudio y su madre, entre los ciento cuarenta y cuatro mil habitantes de la estación espacial 2016, del gran conglomerado de Judá. 

En aquel momento Claudio comprendió que el prójimo es uno mismo y que Dios somos todos…  que el espíritu de Jehová en cuanto amor es el Cristo y en tanto castigo Lucifer-Satanás… Pero sobre todo, que Dios está por encima del bien y del mal. 
  

Félix M. de Óç.

jueves, 16 de marzo de 2017

PRONTUARIO EVOLUTIVO DEL EGO



1.

El Gran Observador colapsa la función de onda de una partícula en medio de un océano de energía psíquica…

2.

Esta partícula explota y es a partir de ese Big-Bang que se origina un universo en expansión y evolución que transita desde lo simple a lo complejo…

3.

La evolución material y las cuatro fuerzas de la naturaleza crean: quarks, partículas, átomos, moléculas, soles, galaxias, cúmulos y súper cúmulos…

4.

La evolución biológica crea a partir de la molécula de ADN, células y organismos complejos como animales y plantas, incluyendo al homo sapiens…

5.

   La evolución cultural surge del pensamiento y el lenguaje humano: culturas como la Grecorromana y Judeocristiana entre otras hacen su devenir…   

6.

Paralelamente emerge la evolución política y los distintos Estados y regímenes mundiales, verbigracia: Mesopotamia y Nemrod el primer rey, Roma y el imperialismo, la Alemania Nazi y nacional-socialismo, Estados Unidos y el liberalismo, la URSS y el comunismo…    

7.

El ser (Esencia/Existencia) se aparta del conglomerado cultural para evolucionar ontológicamente…

8.

El ser se reconoce como esa esencia permanente que puede existir en diferentes manifestaciones físicas, lo cual le lleva a evolucionar espiritualmente y a su reencuentro con el Espíritu/Dios…         

9.

Sin embargo, y a consecuencia de la energía oscura el universo se expande hacia el frio infinito, pero sin alcanzar el cero absoluto a causa de la radiación infinitesimal de los últimos agujeros negros…

10.

No obstante, el Pequeño Observador interviene la creación con su conciencia a la par de evolucionar espiritualmente…   

11.

Una Onda/Partícula aflora y explota creando un nuevo mundo en medio del espacio-tiempo anterior como una isla llena de vida en mitad de un mar desolado…

12.

El nuevo universo colapsa gravitatoriamente en un infinitesimal punto de fuego o se expande infinitamente para morir en el frio; y luego, estallar en otro reciente Big-Bang en donde se barajan de nuevo las posibilidades…

13.

La Esencia/Existencia del hijo del hombre ha provocado un vórtice de evolución ascendente camino al Espíritu/Dios, dando origen a un nuevo universo de vida que se renueva constantemente; contrario al eterno ciclo de la muerte, inoculado en la psique de los hombres, con mentiras y traición, por los arcontes…   



Félix M. de Óç.