miércoles, 6 de noviembre de 2013

ESTÉTICA Y SER

ESTÉTICA Y SER

En el inicio de su ensayo Enrique Dussel nos plantea un referente histórico, partiendo de la definición etimológica de la palabra: estética, proveniente del griego “aisthesis” que significa sensibilidad; luego, nos habla someramente de la teoría de la sensibilidad surgida en el siglo XVIII a través de Baumgarten (1714-1762. Filósofo y profesor alemán. En su trabajo Reflexiones Filosóficas Acerca de la Poesía 1735, definió estética como la ciencia que trata del conocimiento sensorial). Para después abordar el tema desde los griegos, más concretamente Platón al definir el arte como la “imitación de la idea primigenia”[1]. Vale la pena recordar que para Platón existe un mundo ideal o de las ideas y otro real que es una copia del anterior sino una sombra; por lo tanto, la mimesis o el arte mimético sería una copia de la copia o mejor una sombra de la sombra. Ahora bien, en cuanto al arte subjetivo o presencia de la belleza a través de una forma sensible, en la modernidad se define como “juicio estético”, “vivencia psicológica” o “valor estético”. Esto es lo significa el arte por el arte.

Ahora bien, en cuanto a la visión existencialista del arte y la estética, Dussel nos hace ver al artista desde una visión de observador y creador a la vez. Observador porque el artista se encuentra ante el ente y el mundo, el ente y un cosmos trajinado, hollado, pisoteado y cansón del cual hay que alejarse. Y creador en tanto, que el artista intuye la cosa; o sea, devela lo oculto de las cosas mediante la intuición. Intuir no es lo mismo que razonar, pues razonar es adquirir conocimiento mediático a través de un proceso lógico y racional,  intuir es acceder a la cosa misma inmediatamente, es experimentarla, comprenderla, en este caso comprender el ser de la cosa que es a su vez comprender el espíritu de una época, el ser de una época. “Comprender el ser es, dicho de otro modo, llegar a develar lo oculto. El artista tiene la misión, primeramente, de comprender el ser de todo aquello que habita el mundo. Dicho mundo es necesariamente un mundo cultural e histórico”. Para ello el artista debe alejarse de su mundo para acceder a otro oculto en aquel. Entonces el artista experimenta un estado alterado de conciencia, siente inspiración, entusiasmo que es “ser habitado por los dioses”. Entre tanto el artista intuye antes que la belleza el ser y a partir del ser la belleza trascendental y ontológica. Trascendental en cuanto experimenta el espíritu de una época, un instante socio-cultural e histórico y ontológico porque experimenta el ser en sí de la cosa. De allí que “el ser de las cosas se muestran en su belleza trascendental, en esa belleza ontológica que es perfectamente compatible con lo feo”
   
Ahora bien, una vez el artista devela el ser oculto del ser debe expresar el ser comprendido en la obra. Para ello se vale de la expresión artística que es sintética y pre-conceptual a diferencia de la expresión filosófica que es analítica y conceptual. O sea, que mientras el filósofo se expresa a priori y a través de ideas filosóficas; el artista lo hace a través de la obra de arte que es expresión pre-conceptual, en tanto que el artista experimenta el ser del ente a través de la intuición antes de que la cosa se idealice, por ser el ser ya existencia en la obra. En otras palabras, antes de que el ente sea idea, por obra y gracia del artista, la cosa experimenta el ser; o sea, existencia propia en la obra. “El artista expresa sintética y pre-conceptualmente su comprensión del ser. Es decir, la comprensión se vuelca en la obra inmediatamente, antes de llegar a una ideación o proyecto”.  El artista le da vida a la cosa a través de la comprensión del ser. El ser era la cosa, pero la cosa ya no es el ser. Ahora el ser es ser en sí en la obra. Posee existencia propia y esto es el reconocimiento del espíritu de una época.  Además es arte comprometido. 

Finalmente la obra de arte aun cuando represente algo siempre alude al todo “al mundo en su totalidad, al mundo dentro del cual esa obra significó hacer emerger la verdad o el ser oculto, y ahora develado, del ente”.  Y es profética en tanto deja un fundamento como base para generaciones futuras… “no porque anuncie verdades futuras, sino que al abarcar con su comprensión el fundamento permite a las generaciones futuras edificar sobre dicho basamento”.  Y sin embargo, “la misión histórica, social y profética del arte no ha sido, sino inicialmente, planteada aún”.          

Félix M. de ÓҪ. (Luis Felipe Muriel Palacios)








[1] Todo lo escrito entre comillas es tomado de las conferencias Estética y Ser de Enrique Dussel.


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