miércoles, 3 de noviembre de 2010

CUERPO Y ALMA IGUAL ANDRÓGINO


EL CUERPO Y EL ALMA ANTES Y DESPUÉS DE LA TRANSGRESIÓN...


“Por lo tanto Jehová mismo les dará a ustedes una señal: ¡Miren! La doncella misma realmente llegará a estar en cinta, y ella está dando a luz un hijo, y ciertamente le pondrá por nombre Emmanuel.” (Isaías 7, 14).


Hermanos en la luz de Dios. Cuando Jesús el Cristo se ofreció al Padre en sacrificio nuestro... vio reducida su Substancia Vital de Espíritu Santo a mera energía en disolución de esencia. En otras palabras, fue animalizado su cuerpo para ofrenda de holocausto. “Pero contemplamos a Jesús, que ha sido hecho un poco inferior a los ángeles, coronado de gloria y honra por haber sufrido la muerte, para que la bondad inmerecida de Dios gustase la muerte por todo [hombre]”[1]. Ahora bien, según el libro del Génesis los Hombres Vivos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios; no obstante, de barro (materia-espacio-tiempo) o sea, hechos de energía purísima una vez consagrada por el Logos Divino del Padre Celestial. Y vino a ser el hombre una unidad indisoluble de cuerpo y alma en habitad del Edén. “Y procedió Dios a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: Sean fructíferos y háganse muchos [...]”[2] . En consecuencia, en los orígenes: el Hombre fue creado como unidad de contrarios: macho y hembra en un solo ser de Vida Eterna y sin embargo procedentes de Dios: “Es por eso que el hombre dejará a su padre y a su madre y tiene que adherirse a su esposa y tienen que llegar a ser una sola carne.”[3]. Si bien fuimos creados, irrevocablemente por nuestro Padre-Madre que es Dios[4]... Él nos levantó de la energía dinámica mediante una bendición de Vida Eterna... en consecuencia, conservamos su imagen y semejanza en el ser creado hasta antes de la caída... pero a partir de allí, se nos disolvió en dos partes: en un Alma o Ser Espiritual en Edén y en un Cuerpo o Entidad Psicofísica en el ambiente.


Los antiguos griegos tuvieron comprensión de tal situación y a su manera, en el mito del andrógino lo escribieron. En el libro el banquete de Platón se dice: “En primer lugar, eran tres los géneros de los hombres, no dos, como ahora, masculino y femenino, sino que había también un tercero que participaba de estos dos, cuyo nombre perdura hoy en día, aunque como género ha desaparecido. Era en efecto entonces el andrógino una sola cosa, como forma y como nombre, partícipe de ambos sexos, masculino y femenino, mientras que ahora no es más que un nombre sumido en el oprobio. Se comenta de ellos que “Eran, pues seres terribles por su vigor y su fuerza; grande era además la arrogancia que tenían, y atentaron contra los dioses. De ellos también se dice, lo que cuenta Homero de Efialtes y de Oto, que intentaron hacer una escalada al cielo para atacar a los dioses. Entonces, Zeus y los demás dioses deliberaron qué debían hacer, y se encontraban en grande aprieto. No les era posible darles muerte y extirpar su linaje, fulminándolos con el rayo como a los gigantes, pues en ese caso los honores y los sacrificios que recibían de los hombres se hubieran acabado, ni tampoco consentirles su insolencia. Con gran trabajo, al fin Zeus concibió una idea y dijo: Me parece tener una solución para que pueda haber hombres y para que, por haber perdido fuerza, cesen su desenfreno. Ahora mismo voy a cortarlos en dos a cada uno de ellos y así serán a la vez más débiles y más útiles para nosotros por haberse multiplicado su número” (El Banquete de Paltón. Editorial Folio). Ahora bien, comparemos el mito del andrógino con el Génesis en el capítulo 6: “Después de eso dijo Jehová: ciertamente no obrará mi espíritu para con el hombre por tiempo indefinido, ya que también es carne. Por consiguiente sus días tendrán que llegar a ser ciento veinte años”. En consecuencia, en este pasaje bíblico el hombre es reducido a ser mortal; no obstante, su inmortalidad se sostiene en su alma, deduciendo lo anterior, de la imagen y semejanza de Dios en la creación del hombre. Ahora bien, en cuanto a la arrogancia de los hombres y la maldad y destrucción de los nefilim o gigantes, veamos que dice el Génesis sobre esto: “Los nefilim se hallaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos del Dios [verdadero] continuaron teniendo relaciones con las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos, estos fueron los poderosos que eran de la antigüedad, los hombres de fama. Por consecuencia vio Jehová que abundaba la maldad del hombre en la tierra y que toda inclinación de los pensamientos de su corazón era solamente mala todo el tiempo. [...] y la tierra llegó a estar arruinada a la vista del Dios [verdadero] y se llenó la tierra de violencia. [...] De modo que vio Dios la tierra y, ¡mire! Estaba arruinada, porque toda carne había arruinado su camino sobre la tierra. Después de eso Dios le dijo a Noé: el fin de toda carne ha llegado delante de mí, porque la tierra está llena de violencia como resultado de ellos: y aquí estoy arruinándolos junto con la tierra. [...] Y de veras que establezco mi pacto contigo; y tienes que entrar en el arca, tú y tus hijos y tu esposa y las esposas de tus hijos contigo”. En el anterior pasaje los nefilim son destruidos como los gigantes en el mito de Platón, pero a Noé y su descendencia se les perdona la vida; no obstante su descendencia es arrogante como los andróginos y por lo tanto es dividida y así cesa la construcción de la torre de Babel. En otras palabras se les impide tomar el cielo por asalto. En el Génesis 11 se escribe: “Ahora bien, toda la tierra continuaba siendo un solo lenguaje y de un solo conjunto de palabras. [...] y empezaron a decirse, cada uno al otro: ¡Vamos! Edifiquemos una ciudad y también una torre con su cúspide en los cielos, y hagámonos un nombre célebre, por temor de que seamos dispersados por toda la superficie de la tierra. Y procedió Jehová a bajar para ver la ciudad y la torre que habían edificado los hijos de los hombres. A continuación dijo Jehová: ¡Mira! Son un solo pueblo y hay un solo lenguaje para todos ellos, y esto es lo que comienzan a hacer. Pues, ahora no hay nada que tengan pensado hacer que no les sea posible lograr[5]. ¡Vamos bajemos! Confundamos allí su lenguaje para que no escuche el uno el lenguaje del otro. Por consiguiente, los dispersó Jehová de allí sobre toda la superficie de la tierra, y poco a poco dejaron de edificar la ciudad. Por eso se le dio el nombre de Babel, porque allí había confundido Jehová el lenguaje de toda la tierra, y de allí los había dispersado Jehová sobre toda la superficie de la tierra”.


El resultado de la transgresión como en el antiguo testamento se predica[6] determinó la caída de los Hombres Vivientes. Tal caída además, generó como consecuencia inevitable la división del ser original en dos códigos complementarios y su consecuente proceso evolutivo de restauración o purgación en el mundo de denunciación o sufrimiento (para el cuerpo o entidad psicofísica) y para el alma como garante del espíritu... o ángel de Dios para los hombres. En Efesios capítulo 4 versículos del 3 al 6, el apóstol Pablo menciona tal unidad y división a la vez, y como debemos esforzarnos para conservar dicha integración en Dios al actuar de manera tolerante entre nosotros, a la letra nos dice: “...esforzándose encarecidamente por observar la unidad del espíritu en el vínculo unidor de la paz. Un cuerpo hay, y un espíritu, así como ustedes fueron llamados en la sola esperanza a la cual fueron llamados; un señor, una fe, un bautismo; un Dios y Padre de todos y por todos y en todos”.


Ahora bien, doxásticamente digamos, que se creó un universo físico para la entidad somática y otro conceptual para la mente. Entre tanto el ser espiritual continuó como señal del primer pacto en el Edén. “Y ciertamente me acordaré de mi pacto que hay entre mí y ustedes y toda alma viviente entre toda carne... y tiene que ocurrir el arcoíris en la nube, y ciertamente lo veré para acordarme del pacto hasta tiempo indefinido entre Dios y toda alma viviente entre toda carne que está sobre la tierra”[7]. Pues bien, lo que el logos creador había unido para beneficio de la vida en la creación se vio disuelto por la arrogancia de los hombres en la búsqueda de su libertad en compañía de los otros tres reinos transgresores. El pecado original como alejamiento de Dios aparece y con él sus consecuencias devastadoras para nuestra conciencia en evolución. El hombre como en la parábola del hijo prodigo pide su herencia a su Padre y le abandona, para asumir su soledad en el mundo. Nuestras Almas y Cuerpos se separan en un viaje de depuración espiritual, un viaje perpendicular entre la tierra y el cielo... que pronto re-encausará su camino en Dios.


Desde un punto de vista físico-religioso nuestros cuerpos se componen de materia ordinaria fruto de la evolución material desarrollada desde la creación del universo. No obstante la materia ordinaria, existe además su contraparte de materia extraordinaria o antimateria que posee idénticas propiedades, pero que al ser unificadas, las dos explotan en una desintegración total de energía. “¿Qué es entonces la antimateria? Una roca hecha de antimateria tendría el aspecto de una roca, y lo mismo ocurriría con una persona, o con una estrella. Además, el material hecho de antimateria exhibiría las mismas propiedades físicas que la materia normal: el agua herviría a 100 grados Celsius y se congelaría a 0 grados; no obstante, cuando la materia y la antimateria entran en contacto se aniquilan mutuamente, pues la masa se convierte completamente en energía produciendo una explosión increíblemente violenta[8]. Esto siempre y cuando la integración de la masa ocurra “fuera del control” del Logos Creador; o sea de manera natural. Pero si a la unión de dichas formas creadas de energía simple se agrega La Palabra de Dios cual bendición sacra, el resultado de tal matrimonio será el nuevo Hombre viviente... un ser poderoso de energía purísima: un semi-dios o tal vez un dios. Me pregunto: ¿Qué relación podrá existir entre mi Maestro Jesucristo y su Madre, la Madre de Dios María Santísima? ¿Serán acaso el complemento perfecto entre Alma y Cuerpo? ¿Cómo lo fue Adán y Eva en el origen del primer Hombre Viviente? Lo cierto es que para mí, María Santísima significa la manifestación femenina de Dios en el altar... con eso al respecto creo decirlo todo.


En conclusión hermanos, el hombre fue dividido en Alma y Cuerpo. La primera subsiste como garante de vida eterna; entre tanto que el cuerpo evoluciona como antítesis del espíritu... esperando el feliz retorno a la vida eterna... en una hermosa síntesis con Dios a través de nuestro hermano mayor Jesucristo. “Jesús le dijo: Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí”[9].


Félix M. de Óç.


[1] Hebreos 1, 9.
[2] Génesis 1, 27-28.
[3] Génesis 2, 24.
[4] El Dios Vivo de Abrahán, Jacob, Ismael e Israel. Por lo tanto un solo Dios verdadero (monoteísmo).
[5] Compárese con Génesis 3, 22
[6] Ver Daniel capítulos: 7 y 8, Génesis capítulos: 2, 6 y 11
[7] Génesis 9, 15 y 16
[8] Arrugas en el tiempo. George Smoot y Keay Davidson. CÍRCULO DE LECTORES
[9] Juan 14, 6

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