lunes, 24 de enero de 2011

LA VÍA



LA VÍA


1.
Salgo de trabajar,
(Como siempre cada día el negocio está peor)
Me voy camino a casa recorriendo un sendero de huecos café amarillo,
putrefactos...
llenos de agua sucia...
como lagos de vida micro-orgánica,
primitiva,
olvidada,
superviviente
como la ciudad del pasado inscrita en el presente...
inexistente como un recuerdo de ayer.

Me dirijo por las carreras despavimentadas del pueblo blanco,
calles profusas de abandono público.
Avenidas pletóricas de autos último modelo,
motorratones,
carretas de caballos
y estiércol...
Siglos 18
y 21 juntos...
pero divididos por la injusticia social de un Estado indiferente...
heredero del Dragón...

De pronto me detiene un trancón a varios metros de un semáforo estorboso que hace de policía de transito...
sin que medie entre él
y el infractor una conducta de cohecho
o de soborno...
pues implícitamente parece resplandecerlo en sus colores...

Ha pasado casi una hora
y el pobre aún no sabe si es rojo,
amarillo
o verde...
entre tanto un grupo de desplazados con cartones húmedos pide limosna,
mientras la llovizna moja sus cabezas
y las de sus pequeñuelos hijos a sus espaldas...
cada pito desesperado resuena como disparos de paramilitares...
¡Ya es insoportable el trancón!
Los saltimbanquis demuestran que la cúpula de smog parece carpa de circo.
Una estatua humana ve rodar como lágrimas su pintura plateada.
Un cieguito
y un invalido riñen por la compasión de otros pobres humillados...
Algún chavito quiere limpiar el parabrisas.
¡No alcanzan quinientos pesos para todos!
2.
¡Ah!
¿En dónde estará Dayana en este instante?
Quisiera decirle que veinte años no son nada en comparación con nuestra edad en el universo...
Ojalá me creyera...
me diera un beso...
¡La quiero tanto!

Por un momento me he olvidado del trancón
y de toda la realidad social que sirve de holocausto de fuego a la tierra en este mundo.

Y me he ido a la casa de mi Padre soñando con Dayana de la mano.
Mira cuantos universos físicos se expanden a tus pies
y con cada experiencia creas una historia,
entre miles de millones de historias infinitas...
¡Como eres libre como el viento!...
¡Como eres vida como el agua!...
¡Como eres Luz como Cristo!

¡Mi chiquita...
cuanto Espíritu se abre a los dos...
como un océano infinito de vida!
¡Que acaso no miras a los ángeles de Dios...
en este reino cuántico del Logos
y Sofía!
No solamente los miras...
sino que te confundes en la unidad del Creador con ellos.
Te mimetizas.
También somos herederos del reino de Barbelo...
Del pléroma eterno...
mi chiquita...

3.
Ya hay vía en la dimensión horizontal de polvo de estrellas...
Luz verde,
luz verde;
mas siempre habrá luz verde en la evolución vertical del Espíritu de vida,
paráclito,
Espíritu Santo.

¡Dios te guarde Dayana!

Félix M. de Óç.

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