viernes, 23 de octubre de 2015

ODA A LA NUEVA GNOSIS 38



CANTO TRIGÉSIMO OCTAVO

1.

 Así como las estrellas en el pasado son fantasmas con respecto a su observador en el presente; así mismo, el observador es observado desde el futuro del tiempo, como recuerdo de su pasado en su propio presente [1].

Por otra parte, cuando el organismo físico sucumbe a la entropía, ante el organismo psíquico se abre el continuo espacio-temporal desde el origen hasta el fin y el comienzo de lo imperecedero; pues la conciencia en estado puro es atemporal; por lo tanto, es capaz de observar todo cuanto aconteció, acontece y acontecerá en el universo…

El ser observará en un instante todo lo que ocurrió en 65 mil millones de años de evolución: el Big-Bang en el primer día [2]; luego, la evolución material en el segundo, la integración de fuerzas naturales y partículas, la creación de átomos y moléculas y después de soles y de galaxias; posteriormente, la evolución biológica en el tercer día, la molécula de ADN, la vida, los primeros organismos unicelulares, luego plantas y animales, el homo sapiens y el cerebro humano; después la evolución cultural y el hombre en el cuarto día, la creación del mundo y las instituciones; más tarde, la evolución psíquica del ser en el quinto día y en el sexto el Big-Crunch [2], el equilibrio térmico, el triunfo de la entropía sobre el universo físico; para finalmente, observar la resurrección, la venida del hijo del hombre como Dios y el establecimiento de un universo espiritual y definitivo en el séptimo día [3]. 

[1] “Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: “¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas”. También, dice: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”.   Y me dijo: “¡Han acontecido! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. A cualquiera que tenga sed le daré de la fuente del agua de la vida gratis.  Cualquiera que venza heredará estas cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo”. (Revelación)

“La mano de Jehová resultó estar sobre mí, de modo que él me sacó en el espíritu de Jehová y me colocó en medio de la llanura-valle, y esta estaba llena de huesos.  Y él me hizo pasar junto a ellos todo en derredor, y, ¡mire!, había muchísimos sobre la superficie de la llanura-valle y, ¡mire!, estaban muy secos.  Y él empezó a decirme: “Hijo del hombre, ¿podrán estos huesos llegar a vivir?”. A eso dije: “Señor Soberano Jehová, tú mismo bien sabes”.  Y pasó a decirme: “Profetiza sobre estos huesos, y tienes que decirles: ‘Oh huesos secos, oigan la palabra de Jehová:   ”’Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová a estos huesos: “Aquí estoy haciendo entrar en ustedes aliento, y tendrán que llegar a vivir.  Y ciertamente pondré sobre ustedes tendones y haré que venga sobre ustedes carne, y ciertamente los cubriré con piel y pondré en ustedes aliento, y tendrán que llegar a vivir; y tendrán que saber ustedes que yo soy Jehová” (Ezequiel)

[2] (hace relación a los días uno y seis) “…porque aquellos días serán [días de] una tribulación como la cual no ha sucedido una desde [el] principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo, y no volverá a suceder”. (Marcos)

“Dijo Jesús: «Quien haya comprendido (lo que es) el mundo, ha dado con un cadáver. Y quien haya encontrado un cadáver, de él no es digno el mundo»”.  (Evangelio gnóstico de Tomás)

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán”. (Lucas)

[3] “Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado, y el mar ya no existe.   Vi también la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios y preparada como una novia adornada para su esposo.  Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos.  Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación)

“Y no vi en ella templo, porque Jehová Dios el Todopoderoso es su templo; también [lo es] el Cordero.  Y la ciudad no tiene necesidad de que el sol ni la luna resplandezcan sobre ella, porque la gloria de Dios la alumbraba, y su lámpara era el Cordero.  Y las naciones andarán por medio de su luz, y los reyes de la tierra llevarán a ella su gloria.  Y sus puertas de ninguna manera se cerrarán de día, pues allí no existirá noche. Y llevarán a ella la gloria y la honra de las naciones”. (Revelación)



Félix M. de Óç.



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