martes, 27 de octubre de 2015

ODA A LA NUEVA GNOSIS 41



CANTO CUADRAGÉSIMO PRIMERO

1.

Caín-Satanás azuzó como a perros rabiosos al pueblo judío en contra del salvador de la humanidad…

 “Pilato les dijo: “Entonces, ¿qué haré con Jesús, el llamado Cristo?”. Todos dijeron: “¡Al madero con él!”. Él dijo: “Pues, ¿qué mal ha hecho?”. Pero ellos siguieron clamando más y más: “¡Al madero con él!”. (Mateo)

2.

Jesucristo muere en la cruz y sufre de lleno todo el sadismo del Dragón…

“Cuando llegó a ser la hora sexta, una oscuridad cayó sobre toda la tierra hasta la hora nona.  Y a la hora nona Jesús clamó con voz fuerte: “É·li, É·li, ¿lá·ma sa·baj·thá·ni?”, que, traducido, significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.  Y algunos de los que estaban de pie cerca, al oírlo, empezaron a decir: “¡Miren! Llama a Elías”.  Pero uno corrió, empapó una esponja en vino agrio, y, poniéndola en una caña, le daba de beber, diciendo: “¡Déjen[lo]! Veamos si Elías viene a bajarlo”.  Pero Jesús dio un grito fuerte, y expiró.  Y la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo”. (Marcos)

Jesucristo ingresa a las regiones intermedias, se enfrenta a Satanás [1] y rescata a los humanos anegados en la muerte [2]…

[1] “¡Miren! Viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que lo traspasaron; y todas las tribus de la tierra se golpearán en desconsuelo a causa de él. Sí, amén.  “Yo soy el Alfa y la Omega —dice Jehová Dios—, Aquel que es y que era y que viene, el Todopoderoso.” […] Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo, y, habiéndome vuelto, vi siete candelabros de oro,  y en medio de los candelabros a alguien semejante a un hijo de hombre, vestido de una prenda de vestir que llegaba hasta los pies, y ceñido por los pechos con un cinturón de oro.   Además, su cabeza y su cabello eran blancos como lana blanca, como nieve, y sus ojos como una llama de fuego;  y sus pies eran semejantes al cobre fino cuando fulgura en el horno; y su voz era como el sonido de muchas aguas.   Y en su mano derecha tenía siete estrellas, y de su boca salía una aguda espada larga de dos filos, y su semblante era como el sol cuando resplandece en su poder.  Y cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su mano derecha sobre mí y dijo: “No tengas temor. Yo soy el Primero y el Último,  y el viviente; y llegué a estar muerto, pero, ¡mira!, vivo para siempre jamás, y tengo las llaves de la muerte y del Hades”. (Revelación)

“Y otra vez se oyó la voz de trueno que decía: Abrid vuestras puertas eternas, que el Rey de la Gloria quiere entrar.  Y la Furia gritó, rabiosa: ¿Quién es el Rey de la Gloria? Y los ángeles de Dios contestaron: El Señor poderoso y vencedor.  Y, en el acto, las grandes puertas de bronce volaron en mil pedazos, y los que la muerte había tenido encadenados se levantaron.  Y el Rey de la Gloria entró en figura de hombre, y todas las cuevas de la Furia quedaron iluminadas. Y rompió los lazos, que hasta entonces no habían sido quebrantados, y el socorro de una virtud invencible nos visitó, a nosotros, que estábamos sentados en las profundidades de las tinieblas de nuestras faltas y en la sombra de la muerte de nuestros pecados”. (Evangelio de Nicodemo)

[2] “Y el Señor extendió su mano, y dijo: Venid a mí, todos mis santos, hechos a mi imagen y a mi semejanza. Vosotros, que habéis sido condenados por el madero, por el diablo y por la muerte, veréis a la muerte y al diablo condenados por el madero. Y, en seguida, todos los santos se reunieron bajo la mano del Señor. Y el Señor, tomando la de Adán, le dijo: Paz a ti y a todos tus hijos, mis justos”. (Evangelio de Nicodemo)

“Y vi tronos, y hubo quienes se sentaron en ellos, y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios, y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen, y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir, y reinaron con el Cristo por mil años.  (Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que se terminaron los mil años.) Esta es la primera resurrección.  Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo, y reinarán con él por los mil años”. (Revelación)

3.

Los demonios tiemblan de terror ante la divina presencia de Jesucristo
“Al ver aquello, los dos príncipes de la muerte y del infierno, sus impíos oficiales y sus crueles ministros quedaron sobrecogidos de espanto en sus propios reinos, cual si no pudiesen resistir la deslumbradora claridad de tan viva luz, y la presencia del Cristo, establecido de súbito en sus moradas. Y exclamaron con rabia impotente: Nos has vencido. ¿Quién eres tú, a quien el Señor envía para nuestra confusión? ¿Quién eres tú, tan pequeño y tan grande, tan humilde y tan elevado, soldado y general, combatiente admirable bajo la forma de un esclavo, Rey de la Gloria muerto en una cruz y vivo, puesto que desde tu sepulcro has descendido hasta nosotros? ¿Quién eres tú, en cuya muerte ha temblado toda criatura, y han sido conmovidos todos los astros, y que ahora permaneces libre entre los muertos, y turbas a nuestras legiones? ¿Quién eres tú, que redimes a los cautivos, y que inundas de luz brillante a los que están ciegos por las tinieblas de sus pecados? Y todas las legiones de los demonios, sobrecogidos por igual terror, gritaban en el mismo tono, con sumisión temerosa y con voz unánime, diciendo: ¿De dónde eres, Jesús, hombre tan potente, tan luminoso, de majestad tan alta, libre de tacha y puro de crimen? Porque este mundo terrestre que hasta el día nos ha estado siempre sometido, y que nos pagaba tributos por nuestros usos abominables, jamás nos ha enviado un muerto tal como tú, ni destinado semejantes presentes a los infiernos. ¿Quién, pues, eres tú, que has franqueado sin temor las fronteras de nuestros dominios, y que no solamente no temes nuestros suplicios infernales, sino que pretendes librar a los que retenemos en nuestras cadenas? Quizá eres ese Jesús, de quien Satanás, nuestro príncipe, decía que, por su suplicio en la cruz, recibiría un poder sin límites sobre el mundo entero”. (Evangelio de Nicodemo)

4.

El caos se apodera del infierno, los demonios se sublevan contra Caín-Satanás y sus principales lugartenientes Belzebú y Luzbel.

“Y la Furia, bramando, aullando y abrumando a Satanás con violentos reproches, le dijo: Belzebú, príncipe de condenación, jefe de destrucción, irrisión de los ángeles de Dios, ¿qué has querido hacer? ¿Has querido crucificar al Rey de la Gloria, sobre cuya ruina y sobre cuya muerte nos habías prometido tan grandes despojos? ¿Ignoras cuán locamente has obrado? Porque he aquí que este Jesús disipa, por el resplandor de su divinidad, todas las tinieblas de la muerte. Ha atravesado las profundidades de las más sólidas prisiones, libertando a los cautivos, y rompiendo los hierros de los encadenados. Y he aquí que todos los que gemían bajo nuestros tormentos nos insultan, y nos acribillan con sus imprecaciones. Nuestros imperios y nuestros reinos han quedado vencidos, y no sólo no inspiramos ya terror a la raza humana, sino que, al contrario, nos amenazan y nos injurian aquellos que, muertos, jamás habían podido mostrar soberbia ante nosotros, ni jamás habían podido experimentar un momento de alegría durante su cautividad. Príncipe de todos los males y padre de los rebeldes e impíos, ¿qué has querido hacer? Los que, desde el comienzo del mundo hasta el presente, habían desesperado de su vida y de su salvación no dejan oír ya sus gemidos. No resuena ninguna de sus quejas clamorosas, ni se advierte el menor vestigio de lágrimas sobre la faz de ninguno de ellos. Rey inmundo, poseedor de las llaves de los infiernos, has perdido por la cruz las riquezas que habías adquirido por la prevaricación y por la pérdida del Paraíso. Toda tu dicha se ha disipado y, al poner en la cruz a ese Cristo, Jesús, Rey de la Gloria, has obrado contra ti y contra mí. Sabe para en adelante cuántos tormentos eternos y cuántos suplicios infinitos te están reservados bajo mi guarda, que no conoce término. Luzbel, monarca de todos los perversos, autor de la muerte y fuente del orgullo, antes que nada hubieras debido buscar un reproche justiciero que dirigir a Jesús. Y, si no encontrabas en él falta alguna, ¿por qué, sin razón, has osado crucificarlo injustamente, y traer a nuestra región al inocente y al justo, tú, que has perdido a los malos, a los impíos y a los injustos del mundo entero?” (Evangelio de Nicodemo)

Mientras Jesucristo rescata a Adán y a los humanos; los ángeles capturan y hacen prisionero a Satanás. El Dragón es entregado al nuevo gobierno infernal y es condenado a mil años de cárcel.

“Y, cuando la Furia acabó de hablar así a Satanás, el Rey de la Gloria dijo a la primera: El príncipe Satanás quedará bajo tu potestad por los siglos de los siglos, en lugar de Adán y de sus hijos, que me son justos”. (Evangelio de Nicodemo)

“Y vi a un ángel que descendía del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano.   Y prendió al dragón, la serpiente original, que es el Diablo y Satanás, y lo ató por mil años.   Y lo arrojó al abismo, y [lo] cerró y [lo] selló sobre él, para que no extraviara más a las naciones hasta que se terminaran los mil años. Después de estas cosas tiene que ser desatado por un poco de tiempo”. (Revelación)



Félix M. de Óç. 



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