sábado, 26 de junio de 2010

HADES INEXISTENTE




HADES INEXISTENTE


Hermanos de ARKHER
Lealtad y coraje




1.
Pensar que somos víctimas de la nada o tal vez seres para la muerte. Sin lugar a dudas que si. O mejor, experimentar el vacío de algo que ha de llegar a ser y aún no es. Sublime posibilidad. En todo caso, recordad amigos, que el avaro Caronte listo está a cruzar el río, su siniestra barca espera hacerse al Estigia, siempre y cuando una moneda llene las cuencas del difunto. Entre tanto, Cerbero y los Hecatónquiros vigilan la entrada al lugar del olvido. Beber del Aqueronte nos salva de la molesta idea de no ser más nunca nada. Pues de allí nadie vuelve a salir sin permiso del Hades, potestad del yelmo invisible.

¡Bienvenidos sean al Hades inexistente!

Mis queridos hermanos, “el dejar de ser, para ser” incluye la nada en el ser. Abre la posibilidad de ocupar la ausencia, y ratifica la ausencia por la ausencia misma. Lo que fue, fue y ya no es más. Si el ser dejó de ser significa la muerte, aún cuando el principio de conservación de energía en apariencia diga lo contrario. Pues la energía se recicla, más, sin embargo la forma de la energía no. El resultado incuestionable es otra cosa o otra forma. Por ejemplo, yo ya no soy yo desde hace un instante, soy otro yo en este momento, y seré otro después. Nadie puede bañarse dos veces en un mismo río, y menos si es en el Estigia.

¿Cuántas veces moriré para vivir y viviré porque muero? ¿Acaso será la inexistencia, posibilidad de existir?

Mirad, amigos. Hablar de la nada no es fácil sin caer en lo ilógico. Pues decir de ella, es atribuirle existencia y por lo tanto, contradicción en su significado, si tiene alguno el no ser. Pero creedme, así sea por fe en la intuición y la experiencia: “que ella no existe y sin embargo, afecta negativamente la existencia”. No en vano el Hades se refugió con Zeus y Poseidón en el Olimpo y de allí se irguieron victoriosos en portentosa batalla de titanes.
2.
Será que no he comprendido el significado de la nada; no obstante, para mí la nada es motora de vivir. ¿Pero cómo puede ser motor algo que no existe? Precisamente por no existir, en contraste con el ser… derruye el baluarte de la permanencia. Posibilita el dejar de ser, para ser, la materia en movimiento, la parte con respecto del algo, La forma: El individuo que intuye el no ser en sus entrañas y puede así mismo construirse a modo de sí… energía vital, sinergia en pro de vivir al máximo la infinita baraja de posibilidades.
3.
El Budismo ha hecho observancia de la nada pero mirándola desde el ser. Afirma el Budismo zen: que “la nada es el ser en latencia”. Nada más incoherente aun cuando la coherencia sobra en este caso. La nada no puede ser el ser de ninguna manera, cualquier intento de integrarla a él es un error o más aún un sacrilegio.

La nada no es y de ella no se puede decir nada, asegura Parménides de Elea. Estoy completamente de acuerdo con él. La nada “es” lo opuesto al ser; por lo tanto, no puede simplemente existir, in-existe; no obstante, negar su existencia es corroborar su inexistencia. Pero no en la forma del Gorgias donde todo es nada; sino en forma “nihil-fisiológica”, sui géneris, nihil absoluto, Hades inexistente. Aquí en este punto la fe cobra importancia de interpretación de verdad sobre la nada. La nada no es y punto, mas si el devenir la confirma, es cuestión de fe.

Supervivencia y lúdica.
Félix M. de Óç.

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