viernes, 9 de julio de 2010

ALGUNA REFLEXIÓN SOBRE LA DIMENSIÓN ESTÉTICA DEL HOMBRE
Hermanos de ARKHER
Lealtad y coraje

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Cuando decimos que el interés general prima sobre el particular, es tanto como si dijéramos que los demás son más importantes que uno; desconociendo que para el ser, el sí mismo es lo más importante. No quiero decir con esto, que el sujeto deba ser egoísta a ultranza, sino todo lo contrario, solidario al máximo... además de interponer a su conducta toda una tabula axiológica que implique su responsabilidad para con los demás. De allí que en el sujeto se presente una doble categoría dimensional en lo que respecta a su participación como ser social y como individuo auténtico. Hablamos del ser ético y del ser estético. Entendiendo al sujeto, en la primera categoría, como una parte sinérgica del sistema social y en la segunda, como la creación del sí mismo en su interior y posiblemente ir más allá... Digamos que en está última posición existencial, el saber-querer del individuo basa su poder en el libre desarrollo de su personalidad como derecho. En otras palabras, se concreta en el mundo como una obra de arte a la luz de la libertad jurídica.


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En la última estrofa del poema quinto de “Rimas y Leyendas”, Gustavo Adolfo Bécquer deja entrever la visión pasiva del sujeto-ego. En ella, el poeta simplemente es un ser instrumento de algo mayor y trascendental, el paraíso perdido que habita el universo áureo del espíritu romántico del siglo 18. A la letra dice: “Yo, en fin, soy ese espíritu. / desconocida esencia, / perfume misterioso / de que es vaso el poeta”. En la visión existencialista por el contrario, el sujeto-ego ya no es más pasivo, todo lo contrario, es activo aun cuando pesimista, juega un rol importante en la historia... se siente ser al menos: “la cosa no es nada: la cosa soy yo La existencia liberada, desembarazada, refluye sobre mí. Existo, existo”. Escribió Jean-Paul Sartre. La visión estética por el contrario, aun cuando se aproxima más a la existencialista, en tanto que reconoce la existencia del individuo, persigue más la creación de éste que su simple reconocimiento. El sujeto será artista de sí mismo, su propio creador. Darío Botero Uribe se pregunta al respecto: “¿Cuál es el sentido de la vida de un individuo?” Luego, responde dirigiendo su atención a la dimensión entitativa del hombre: “Este no se encuentra jamás en la realidad, es tarea del filósofo crearlo, armado de una síntesis del arte, de la cultura, de la ciencia, del desarrollo social y de una intuición muy poderosa”.


3

Hermanos míos: en conclusión, Don Quijote de la Mancha es paradigma de transformación estética. Así Mohamed ibn Silva, entendió cuan valioso fue para el manchego llevar su vida de orate y en alguna ocasión expresó: “Me pregunto: ¿qué hubiera sido del quijote si hubiese trastocado cordura por locura en plena batalla de molinos de viento?” Sin duda que hubiera muerto, como al final del libro pasó. Pues cuando el impostor Alonso Quijano recobró la conciencia, el auténtico caballero de la triste figura “desapareció para siempre”... Afortunadamente Don Quijote de la Mancha nunca murió y gracias a él sobrevive el ARKHER.

Supervivencia y lúdica
Félix M. de Óç.

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