jueves, 29 de julio de 2010

SOBRE EL NIHIL


SOBRE EL NIHIL



Hermanos de ARKHER
L. y C.


1.


Por lo que he podido notar, el tratamiento que se ha dado a la nada por parte de algunos pensadores de alguna manera “nihilistas” contemporáneos (Schopenhauer, Heidegger, Sartre) es más de carácter psicológico: un estado de inconsciencia frente a la existencia que una realidad en sí misma, metafísica de naturaleza contraria al ser, o sea, inexistente.
2.
La nada como cosa en sí no aparece en el lenguaje filosófico pos kantiano. Mas bien, un manejo mejor en cuanto metafísico, aun cuando lógico y tácito, le presta el presocrático Parménides de Elea, al hablar de la nada como el no ser del que no se puede decir nada más que no es, ni siquiera ser pensada. Pero que al fin y al cabo le transluce su naturaleza “nihilística” de no ser y punto. Suficiente para recatar del anonimato el motor inmóvil del devenir de Heráclito (obvio sin pretenderlo aquel) o de la Hilecinética en la Reif pretendiéndolo el suscrito.

3.


Todo esto para justificar la nada en el universo, y la fe del carbonero que en ella prescribo desde hace tiempo, cual religioso consumado o caballero de la fe, para citar a Kierkegaard, al verme sumido en el nihil metafísico de mi pseudosofía especulativa.

4.


Por otro lado, Nietzsche interpreta el nihilismo en cuanto trastrueco de valores: Nihilismo Europeo por un nihilismo auténtico Nietzschesiano, donde la voluntad de poder, la fuerza, el eterno retorno y el súper hombre ponen fin a la tabula moral de equidad y humildad judeocristianas establecidas en Europa.
5.

¿Será acaso la nada "discontinuante" el motor inmóvil que procuraba Aristóteles? Partamos del principio de que la nada no es. Lo que no es no existe; sin embargo, lo que no existe como podría mover lo que existe ¿Su inexistencia misma permitiría tal logro? una cosa es clara, el cambio en los fenómenos es irrefutable, la materia se mueve de manera intrínseca; pero el ser permanece. No obstante, sólo hay algo que es distinto en naturaleza y cualidad al ser que existe, diferente de la divinidad que permanece como espíritu. Y es lo que no existe, y por lo tanto, no permanece: la nada. Ahora bien, observemos la naturaleza del devenir: cambiante, es y no es, goza del ser y la nada; mas no es espíritu tampoco. Sustraigamos el ser y el espíritu y el motor inmovil no "será" otro más que la nada "discontinuante".
¿Pero y la conciencia?

S. y L.
Félix M. de Óç.
Imagen descargada de internet

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